—Tu no sabes nada. —Puede que no sepa nada, pero lo sabré pronto. Pienso que fui un ciego imbécil—reconoció—. Siempre pensé que todo se daba porque Samir era diez veces más inteligente que nosotros ¿Cómo podía tener negocios claves tan buenos y saber donde invertir el dinero? Veo que no era tan justo, solamente no temía mancharse las manos. Ahora debo asegurarme de encontrar la manera de no manchar a la compañía. Kirina se sintió acorralada, pero si lo sabía no existía nada que pudiera hacer al respecto. Nour llegó detrás de su cuñada y entendió que estaban en una posición desfavorecedora. En Riad las mujeres se mantenían detrás de los hombres y ahora su escudo estaba en una cama de hospital. Ella no podía hacer frente a los negocios en ninguna circunstancia y Nour tampoco. Lo único qu

