—¿Fiestas?
—No son fiestas, pero vendrán iranies.
—¿Iranies?
—Hombres que beben alcohol hasta por los poros y comen como si no hubiese mañana. Le aconsejo irse a dormir temprano. No son eventos familiares—continuó diciendo—. Son celebraciones de varones. A veces traen mujeres, otras no.
—Ahora que está casado, dudo que eso pase—opinó una mucama.
—No lo sabremos. Siempre hay entretenimiento para sus invitados.
—Ya veo porque Ozcan está aquí.
—¿Vino? Ese hombre me causa escalofríos.
—¿Tienes esa sensación?
—Siempre, siempre—respondió Aysu mientras se encogía de hombros como si un escalofrío le hubiera recorrido la espalda. Elif dejó que continuara con sus deberes y abandonó la cocina. Cuando cruzó por el ventanal, notó que la tarde estaba cayendo. Todo había estado jodidame
