—¡Oh, es cierto! —imitó su tono burlón para devolver el gesto y llevó su dedo a su frente como una reprimenda por su descaro—. Tu estarías pensando que vestido ponerte para ir a comer con el “Santo de Israel…”
—¡Ismail!
—Como sea…Con el virgen de Israel…
—Ruzgar…
De manera sorpresiva terminó inclinándose, haciendo que ella retrocediera de golpe y sintiera pánico de caer, sin embargo, unas rápidas manos le sujetaron por el escote y después, sintió un beso en la barbilla acompañado de un seductor y lascivo mordisco. Sonrió al sentirlo y cuando bajó la mirada, hizo contacto visual…
—¿Te la habrías jugado por seducirme?
—¿Habrías dejado que lo intentara? —cuestionó alargando su mano para jugar con el botón superior de su camisa. No esperó su respuesta, afirmó sus manos sobre sus hombro
