—Es imponente y respetable ¿No?
—Muy atento con las ofensas también, me temo.
Que Ahmet lo reconociera le causó cierto favor.
Era un hombre sincero y eso se veía a simple vista.
—Lo que ha pasado no es bueno. Primero Kurt, ahora los Celik. Debe haber algo muy malo en el ambiente—continuó diciendo antes de ver el reloj que decoraba su muñeca—y me temo que tendré que seguir respirando este aire si Ruzgar no vuelve pronto. Dijo que no fuera sin haberlo esperado. Ha pasado casi una hora.
—Ha salido—informó.
—¿No está en la casa?
—No. Parece que algo grave pasó con la salud de Okan.
—¿Murió? —preguntó intentando no sonar insensible.
—No, aún.
En ese momento, se dio cuenta que Aygul Celik tampoco se encontraba allí y eso encendió sus instintos. Se incorporó del asiento y despu
