Capítulo 20. El Amuleto.

1013 Words
Sabía lo que Hanna intentaba hacer, tenía claro que ella pretendía mantenerme a salvo de lo que sea que planeara hacer con mi padre, pero también estaba seguro de que debía ser parte de aquello, si íbamos a tener un futuro juntos debíamos pelear por el lado a lado, sin secretos ni mentiras, por lo que me apresuré hacia donde las dos mujeres de mi familia temblaban asustadas dispuesto a sacarlas de ese lugar tan rápido como pudiera. -¡William!- En cuanto mi hermanita me vio corrió a abrazarme, sabía lo asustada que estaba y agradecí el gesto devolviéndole el abrazo. -Estaba tan preocupada por ti hermanito.- Sollozó ligeramente en mi hombro, pero pronto se separó y su rostro demostró un pánico genuino. -Debemos salir de aquí, padre no tardará en darnos caza y no sabemos por cuánto tiempo la bruja nos permitirá estar en su territorio. Antes de que pudiera hablar un fuerte viento se levantó a nuestro alrededor, una ventisca que si bien no nos dañó si logro despeinar a mi hermana y su madre, de alguna forma sabía que era mi amada ofendida por la implicación, así que solo me reí ligeramente. -Todo está bien pequeña, pero las pondré a salvo antes que nada.- Sin dudar tomé las manos de ambas y comencé a adentrarme en el bosque, hasta que un pegaso, fácilmente Roa veces más grande que un caballo normal, se acerco a nosotros, inclinó su cuerpo instándonos a subirnos a él, pero para mi sorpresa fue Alison, aquella mujer que ha sido como una verdadera madre para mi, la que dio el primer paso en dirección al gigantesco animal. -Es una criatura hermosa.- Dijo en un estado de casi transe mientras se acercaba con una mano estirada en dirección al hocico del animal. -Hace casi veinte años que no veía uno, creí que jamás los vería otra vez.- El brillo de lágrimas nublaban sus ojos mientras acariciaba con ternura la nariz del pegaso, admiré por algunos segundos como este disfrutaba de la caricia antes de que mi sentido de la urgencia volviera. -Vania madre, ya habrá tiempo de que hablemos de esto después.- Tome su mano y la guíe hasta la montura del animal, parecía que alguien lo había enviado por nosotros y sabía quien había sido, su ayuda haría que mi viaje tardara pocos minutos y agradecía la ayuda. En cuanto estuvimos acomodados en el lomo, las poderosas alas lo ayudaron a levantar el vuelo, llevándonos por encima de la copa de los árboles, podíamos ver l espesa niebla a nuestro alrededor, parecía una noche anormalmente tranquila mientras nos alejábamos en dirección de los demás humanos, sin embargo la calma fue rota cuando unas fuertes detonaciones hicieron vibrar todo a nuestro alrededor, acelerando la velocidad del vuelo y generando en mi una inmensa angustia, el eco del ruido de la creciente batalla se alejaba más y más, mientras yo me sentía cada vez más preocupado. Me baje casi corriendo en cuanto tocamos tierra y me dirigí a paso veloz hasta el campamento humano, mi angustia era tanta que ni siquiera me detuve a ayudar a mi hermana a bajar, cuando recordé mi descortesía volteé por un segundo para observar al pegaso doblar las rodillas bajo su peso ayudando a las dos mujeres a bajar por su propio pie, por lo que sin perder ni un segundo más seguí corriendo hasta los demás mandatarios. -¡Meryot!- Grite en cuanto su grupo entró en mi campo de visión. -¡De prisa! La batalla ha dado inicio y Morgana solicita la ayuda de cualquier soldado humano que esté dispuesto a ayudar a salvar una vida. -De acuerdo.- me respondió con resolución, observé sus ojos firmes y claros, quizá de nunca haber conocido a mi bella bruja pude haberme enamorado de ella, era una mujer valiente y eficaz, cualidades que en este momento agradecía enormemente. -Ya lo escucharon, junten a sus hombres y nos dirigiremos al campo de batalla en dos minutos.- Rápidamente todos corrieron a cumplir con su orden, su hermano solo observaba todo con una sonrisa aprobatoria, esperaba mantener a estos dos hermanos como amigos de mi reino por mucho tiempo, realmente me agradaban. -Gracias Meryot, en cuanto estén listos el bosque los guiará hasta donde sean más necesarios, confíen en la reina. También necesito dejar aquí a madre y mi hermana, así podrán permanecer a salvo y lejos de las garras de mi padre. -No hay problema William, me encargaré de todo aquí, ahora por favor vuelve con ella que se que estás a nada de perder la razón por estar lejos en un momento tan crítico. Sin querer perder un segundo más, asentí en agradecimiento y me di la vuelta, pero neta de poder de un paso mi mejor amigo Marco me alcanzó y se puso a la par mío, dándome una palmas en la espalda me entregó mi espada, a la vez que el tabs la suya a su cintura, sabía que podría contar con él, por lo que le devolví el gesto y me acerqué hasta el pegaso que parecía estar esperando por mi. -Willy espera- la voz de Alison me detuvo y me volteé a verla.- Toma esto, es un medallón que perteneció a mi familia y te mantendrá protegido de la magia de tu padre, me ha protegido todos estos años así que deberá ser suficiente.- No tenía idea de donde había salido su conocimiento de magia pero lo agradecí mientras ella me abrazaba, casi podía sentir a mi propia madre pidiéndome que tuviera cuidado. -Te estaremos esperando Willy, por favor vuelve pronto. Su rostro lloroso y preocupado fue lo último que vi del campamento en movimiento cuando alce el vuelo, hora que las dos mujeres estaban a salvo de la ira de aquel que se hacía llamar mi padre, podría concentrarme en proteger a la mujer que se había robado mi corazón, por lo que montados en el amable animal volamos de vuelta hasta donde una inmensa columna de humo se alzaba a lo lejos, provocándome un miedo atenazante.
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