Mi hermano no estaba muy convencido, pero nunca me abandona. Isabela no dijo nada, simplemente subió al auto con nosotros. Le pedía Sergio que se detuviera en la floristería más cercana al hospital. Mili compró dos tributos, uno para cada una de sus madres, con las flores preferidas de la madre de Octavio, margaritas y claveles. Cuando finalmente llegó al hospital los hermanos de Olivia le miraron sorprendidos. —Puedo pasar. —Ha pedido verte—Reconoció William. Entré a la habitación, Octavio estaba entre dormido. Dejé los dos tributos en cada mesa de noche. Le golpeé en los pies y me senté a su lado, cerca de su rostro y me incliné hacia él. —Octavio, no puedes tener hijos—Dije y él intentó tomarme de la mano. —No puedes y lo sabes. ¿Entonces, explícame cuál era el plan? —No es c