¿Compensación?

835 Words
Elena rueda sus ojos, ¿Así o más de malas? La puerta del salón de clases se abre y puede sentir la mirada intimidante de Cristopher. Christopher la observa con prepotencia, la vuelve pequeña con su mirada profunda y penetrante. —Está no es hora de llegar a la clase, te pido respeto tanto para mí como para los demás que están aquí desde temprano —él dice Elena da una sonrisa falsa y lo mira. —Siento mucho mi tardanza es que en el camino un idiota me atropelló así que por eso es mi tardanza —ella dice y se escucha algunos murmullos en el salón. —Sus problemas le aseguro no son asunto mío ni de sus compañeros. Un abogado debe tener disciplina, un verdadero abogado sabe que ante todo la puntualidad es importante porque eso habla de su profesionalismo. —Una llegada tarde por algo que no fue mi culpa no es algo que me haga menos profesional —ella responde. Christopher quien estaba recostado sobre la mesa se puso de pie llamando la atención de todos. De manera imponente se acerca a ella y se ubica frente a ella con su rostro cargado de arrogancia. —Cree que diciendo que un hombre al que se refiere como idiota, es el culpable. ¿Acaso puede culpar a los demás sin tener pruebas? ¿No somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario? —¿En verdad me está diciendo esto? Aquí la única afectada fui yo mientras que aquel hombre está como si nada. —Creo que la idiota a alguien simplemente porque le da rabia que interfirió en su día, es poco profesional de su parte. Ella cruza sus brazos «que tipo tan petulante» —La próxima vez espero que si llega tarde llegué con argumentos suficientes como para no reprobar la de mi clase ¿le queda claro? —ella mueve su cabeza y se sienta mientras que todos los demás guardan silencio analizando la conducta de su nuevo profesor. Él se cruzó de brazos, esa pollo de nuevo en la mesa. —Formar mediocres no es lo mío si alguno de ustedes quiere a probar mi clase, se deben esforzar. Necesito que para el día de mañana ya hayan leído este libro —dice lanzando extremadamente grande sobre la mesa—. Les aseguro que de esta manera podrán darse cuenta que lo que hizo su compañera estuvo completamente mal. Elena baja su mirada, tras de que él tuvo la culpa de todo lo que hace ahora es desligarse de sus responsabilidades, de sus culpas. Ella decidió ignorarlo o bueno al menos lo tenía al frente y simplemente quiso prestarle atención a su profesor ignorando por completo que fuera él. Cuando las tres horas por fin terminaron, Elena respiro sintiéndose un poco aliviada de que al menos por hoy no debería verle más la cara y tampoco le daría el gusto de que él tuviera razón. —¿Tuviste problemas y no me llamaste? —dice Patrick su amigo de cristiana tanto tiempo enamorada. —No creí que fuera necesario. Asumí que podía resolverla sola —ella le habla con una sonrisa. —Entiendo que no quieres ser rescatada , que tú misma quieres solucionar todo , pero créeme que de vez en cuando es bueno tener un héroe que te rescate. —Ella se sonroja con naturalidad. —Lo tendré en cuenta la próxima vez. —Deberíamos salir más, desde el semestre pasado no nos vemos con frecuencia por todo lo que pasa a nuestro alrededor. —Me gusta mucho la idea —ella dice con una media sonrisa. —Señorita —dice Christopher—. Necesito hablar con usted. —Elena rueda sus ojos y lo mira—. La espero en cinco minutos. —Por lo visto tienes mucho por hacer ahora, nos vemos más tarde —Patrick se despide y sale del salón. Elena abre sus ojos, se da cuenta que tiene que quedarse sola con su profesor, sabiendo que habló mal de él hace poco tiempo. Ella se pone de pie, y cuando se gira se choca contra el fuerte cuerpo de él. —¿Así qué soy un idiota? —No quise ofenderlo, pero tiene que entender que aquí el único culpable es usted y no se me hace justo que sea yo quien deba pagar por los platos rotos. —Christoper se acerca a ella de manera posesiva. —¿No quiso ofenderme? delante de mis alumnos me dijo idiota. Nunca me equivoco, nunca hago cosas de las que me deba arrepentir, nunca hago cosas que estén mal. Que sea la última vez que se refiera así de mí, no soy una burla ni para usted ni para nadie. ¿Entendió? —ella aprieta su mandíbula y se tensa ante la cercanía de él—. ¿Entendió señorita o debo repetirlo de nuevo? —Claro que sí, entendí —ella dice entre dientes. —¿Ya pensó como puede compensarme?
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