NIKOLAI
Zoe sonreía.
Y por primera vez en semanas, no era una sonrisa sarcástica o defensiva. Era una sonrisa real, brillante, de esas que te distraen incluso en medio de una junta con inversionistas que podrían comprarte y venderte en un segundo. La había sentado a mi lado, con la excusa de que necesitaba apoyo logístico, pero en realidad quería verla desenvolverse en ese terreno.
Debo reconocer que me molestaba en absoluto cuando la vi sonreír con alguien más. Jo**der, era mi esposa, y aunque sabía que las cosas con ella no iban en serio había cierta incomodidad que no entendía. Por ahora ante los ojos de los demás era una simple asistente que había contratado mi hermano.
El arquitecto designado explicaba los nuevos renders del complejo de Villa Solaris, un proyecto ambicioso en el
