Un magnate arrogante del cu**lo

1726 Words

ZOE Volver a la oficina fue una prueba de resistencia por todas las habladurías que se habían generado por aquella estúpida foto. La maldición de la conejita en la que me había convertido en ese día me estaba costando la tranquilidad en la oficina. Decidí salir del baño con mi dignidad intacta y no hacer caso a las habladurías y chismes que había a mi alrededor. Sin embargo, desde que crucé la puerta, lo supe. Las miradas se pegaron a mí como moscas a la miel, y cada paso que daba resonaba como un llamado a que todos pusieran la atención en mí como si fuera un espectáculo de circo. No necesitaba escucharlos para saber que hablaban de mí. Podía sentirlo en el ambiente. Fingí que no pasaba nada, apreté la mandíbula y caminé directo a mi escritorio. Apenas dejé mi bolsa de mano, escuché

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