Capitulo 27 Suspiró, parecía molesto. Esperaba que no estuviera disgustado conmigo. Sus pies descalzos se movían nerviosamente sobre la alfombra. —Suelta la manta —dijo, ya no tan suave como antes. Estaba segura de que estaba disgustado, así que hice lo que me pidió de inmediato. No levanté la vista. —No eres mi esclava Lidia, sólo estás confiada a mí. Ojalá fuera diferente, pero no lo es. Sin embargo ahora mismo estás bajo mi techo y bajo mi protección.— Me estremecí ante sus palabras, sonaba tan parecido al Maestro que temí escuchar a dónde quería llevarme. Por experiencia, estaba seguro de que sería más de lo mismo. —Muéstrame tus brazos.— No fue una petición opcional. —Vamos a hablar de eso. —Extendí los brazos sobre la alfombra blanca, con las palmas hacia arriba, y le dejé al

