Capitulo 44 Justo cuando me dejó ver el interior, cerró la puerta, y en unos instantes el hombre duro y frío con el que estaba tan familiarizado había regresado. Me dio una bofetada en la cara. Fue una bofetada fuerte y estremecedora. —Eres igual de malo, veo cómo miras a mi hermano. —Escupió la palabra hermano con gran vehemencia y me dio otra bofetada. Pensé que me rompería los dientes—. Y dime, por favor, ¿qué tiene él que yo no tengo? Paciencia , pensé, pero nunca tendría la locura ni el coraje para decirle eso. Había pensado que todas las sospechas y dudas que tenía sobre su derecho a poseerme se habían disipado hacía mucho tiempo. Yo no había hecho nada para alimentarlas. Había razonado erróneamente que después de que me había pedido tan abiertamente que eligiera y yo había regre

