Fiesta antes del fin

1284 Words
Llegué con anticipación, la gente se volteaba a verme, me sentía algo incómoda, pero no me importaba demasiado, debía hacer caer a Matt. Caminé decidida a la universidad y me encontré con Liana que me miraba sonriendo. —¿La apuesta sigue en pie? —Por supuesto, somos demasiado tercos, aunque me ha costado no arrancarle la ropa en cuanto lo vi. —Ya lo creo, llegó hace cinco minutos y con el dolor de mi alma debo admitir que lo he estado observando —una punzada de celos me hizo mirarla mal—, no es culpa mía que él sea así. —Ya lo sé, ¿cómo es que tengo tanta suerte? —Maldita —se rió y fuimos hacia la primera clase. Toda la hora estuve mirando el celular, todos dormían con el señor Adams, era como el abuelo de los Simpsons, nadie le prestaba atención. —Dios como aburre —me dijo Liana mientras nos dirigíamos hacia afuera, donde nos sentamos en el césped. —Falta muy poco para que nos titulemos, Lia, tranquila. —¡Lo sé, pero es cansador! —un montón de chicos corrieron hacia la entrada, apareció una ambulancia y dos chicos corrieron hacia adentro. Más tarde salieron con el señor Adams, estaba inconsciente, algo había sucedido cuando nos marchamos. Todos comenzaron a entrar, al parecer nos comunicarían sobre lo sucedido. Nos levantamos rápidamente y junto a unos chicos llegamos a la sala donde estaban los demás. —Bueno, quiero comunicarles que el señor Henry Adams tuvo un paro cardíaco, lamentamos informar que no podrá volver, debe estar en reposo y se jubilaba el próximo año, así que su esposa Bárbara nos comunicó que se adelantaría. Lamento de todo corazón que hayan tenido que ver eso, a nadie le gusta estar en el momento que ocurren estas cosas, pero gracias al señor Matthews Fox pudieron llevárselo enseguida —todos le aplaudieron e hizo un gesto de modestia restándole importancia. Las clases acabaron antes porque los profesores irían a ver al señor Adams al hospital, yo me sentía extraña. Liana me dijo que era culpabilidad por hablar así de él, tal vez lo era, pero no era muy agradable sentirlo. —¿Quieres ir a beber un poco? —me preguntó mientras mirábamos el reality de las Kardashian. —Vale, le diré a Matt. —¿Qué me dirás? —apareció de repente. —Iré con Liana a beber, ¿quieres ir? —Como los viejos tiempos —sonrió y se sentó junto a mí. —Pero en los viejos tiempos ustedes no se acostaban —Liana soltó de repente. —Cállate —le golpeé el brazo. —Pero ella tiene razón —Matt se encogió de hombros y se hipnotizó con Kendall, apagué la televisión. —Lo siento, Matt, ¿estabas viéndolo? —Por supuesto, esa chica está que arde —levanté una ceja, pero me mantuve a raya de no hacer escenas de celos. —Bien, vamos por algunas bebidas —me levanté junto a Liana y Matt comenzó a reír. —No te pongas celosa, bebé —se atrevió a burlarse de mí. —Como sea —caminamos hacia la puerta—, no me esperes despierto. —Iré con ustedes, babosa —se levantó y corrió hacia las llaves de su camioneta—. Yo las llevaré. —De acuerdo, conductor designado —Liana se encogió de hombros y salió primero. —Las damas primero. —Tu eres una dama, vamos —le dije mientras le hacía un gesto con las manos. —Soy un caballero, cariño, debes pasar primero. Levanté una ceja, ya me sabía esa táctica— Bien. ¿Matt podrías traerme una sudadera? Estoy segura que más tarde hará frío —corrió hacia la habitación y nos fuimos. El bar estaba bastante lleno, pero conocíamos a unos tipos que nos dejaban entrar por la parte del personal. De nuevo Matt nos dejó pasar primero, no sabía si era porque realmente es un caballero o le gusta mirar traseros. Me contesté sola. —Vamos a pedir algo para beber y luego iremos a ver si hay algún lugar donde sentarnos —me gritó Liana, Matt me había tomado de la mano, no se veía muy a gusto en el lugar. —¿Pasa algo? —le pregunté al oído. —Me pareció haber visto a Marc —me dijo molesto. —¿Qué hay con él? —me levantó una ceja. Su significado era obvio. "¿Enserio me preguntas esa mierda?" —Ya sabes que hay con él, es un maldito acosador, está por donde tú lo estás —caminamos entre las personas y llegamos a la barra. —Me encanta cuando intercambiamos roles —me miró entre cerrando los ojos. Por razones desconocidas del mundo y del universo, había un lugar desocupado. —A mi no. —Basta, ambos dejen de coquetearse... ¡Hay gente soltera entre ustedes! —nos gritó Lia mientras bebía de su cerveza. —Amargada, deberías ser feliz por tus mejores amigos... —le dijo Matt. —Mi mejor amigo es Adam... —Adam Walker, no me sé muy bien esa novela, pero a Liana le encanta—. Y no estoy hablando de Walker... Mi consolador —dijo con simpleza volviendo a beber. Realmente esperaba esa respuesta. Matt la miró y luego comenzó a reír. —Eres demasiado sincera, Lia. —Es un privilegio y una maldición... —se encogió de hombros y comenzó a analizar a las personas, en busca de algún chico que se parezca a algún Maddox. —¿Buscas otra vez a Travis? —sonreí. —No, esta vez espero a Trent... ¡Quiero un Maddox en mi vida! —Todas... —dijo una chica rubia. Se sentó con nosotros y sonrió. —Me llamo Juliette, pueden decirme Jules, July o como se les venga en gana... —Liana y yo nos miramos sin saber quién era. Miró hacia un lugar lejano y volvió su vista hacia nosotros. —Me llamo Liana, ellos son Alena y Matt, vienen en dúo. —Un placer... por cierto, hacen una increíble pareja, ambos son guapos... Se complementan... —Gracias, Jules —dijo Matt levantando su cerveza en honor a July. —¿Qué haces tan sola en este lugar? —dije amablemente, aunque mi novio y mi mejor amiga me miraron mal—. Lo digo porque eres una linda chica... ¿Estás sola? —sus ojos me decían que me detuviera—. Lo siento... ¿Vienes con alguien? —No hay problema... Trabajo aquí desde hace unas semanas... —¡Ya sé quién eres! —le grité sin poder evitarlo—. Tu eres la chica que amablemente nos pedía un taxi. —Esa misma —sonrió tiernamente. Me agradaba, ella era mi súper héroe. —Tu eres un ángel que vino a salvarnos la vida —le dijo Lia, sonriendo. —No es para tanto..., pero podrían invitar una ronda de bebidas... Ya saben, un poco de esto y de aquello. —Por supuesto —dijimos al unísono—, volveremos enseguida. Lia me tomó del brazo y con dificultad llegamos a la barra donde un chico muy guapo atendía... Quien resultó ser el mejor amigo de Matt. —¡Alena! —me besó en la mejilla y luego a Lia—. ¿Está el idiota de Matt con ustedes? —Por supuesto... —dijo Liana. —Ese chico no se despega de ti —me sonrió picaronamente. —Calla —reí—, más tarde podrías unirte a nuestro pequeño grupo que está por allá —miré hacia los demás y vi la peor escena de mi vida.
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