Capítulo XVIII. Vestido blanco

1322 Words
Narra Ian Ya han pasado dos meses desde el encuentro con aquel m*****o de los Yakuza. Todo ha transcurrido con normalidad, no han habido nombramientos sobre ninguna mafia, lo que me asusta ya que eso significa que no están tramando nada bueno. A Acerina ya le falta poco para tener a las niñas y Yun y yo ya no nos llevamos tan mal; De vez en cuando tenemos algún enfrentamiento, pero no es nada que no se pueda arreglar hablando. -Acerina- ¡Ian, ¿puedes venir?!-Grita desde su habitación. -¡Voy!-Me levanto del sofá y voy hasta donde se encuentra. -¿Qué pasó?-Digo entrando por la puerta. Al verla, mi cerebro se olvida de cómo hablar y sólo puedo quedarme mirándola fijamente. -¿Cómo me queda?- Me pregunta refiriéndose al vestido blanco de asillas que lleva puesto. Tardo un poco en reaccionar pero al final contesto.-Te queda perfecto, ¿pero sabes qué? -¿Qué? Me acerco a su oído y le susurro.- Te verías mejor sin él. Noto como sus mejillas se sonrojan al instante y se aparta de mí para verme a la cara. Todo rastro de vergüenza parece borrarse puesto que me mira con esa sonrisa que solo ella sabe hacer. -Parece que hoy te levantaste con ganas de jugar, Daddy... Esa última palabra la dijo tan lento y sensual que un escalofrío recorrió toda mi columna. -Sí, pero no tengo con quien.-Aprovecho para acercarme más y agarrarle la cintura. Ella no se queda atrás y lleva su mano hacia mi vientre, muy cerca de mi zona íntima. -¿Podría ser yo tu compañera?-Esta vez baja más su mano y llega hasta mi m*****o. Suelto un suspiro al no esperarme esa acción. -Claro que sí.-Me atrevo a bajar más y llego hasta su trasero él cual manoseo a mi antojo. Llevo mi boca a la suya pero inesperadamente se aparta y la miro extrañado. -Lo bueno se hace esperar. -¿Y eso cuánto tiempo es? -Como tres meses. -No se si pueda esperar tanto, para entonces ya sería un año sin hacer nada. -Me lo pensaré, dicen que es bueno para prepararse antes del parto, si no, todavía tienes tu mano y tu imaginación.-Se va con una sonrisa victoriosa, mientras yo me quedo ahí con ganas de haber tenido algo más. Narra Ryo Veo que Acerina llega a mi habitación y se tumba a mi lado. Ese vestido que lleva le queda hermoso. -Buenos días. -Acerina-Buenos días. -¿Qué te trae por aquí? -¿No puedo ver a mi amor? ¿Me acaba de llamar amor? Siempre me había llamado por mi nombre. -Claro que sí. Por cierto, ese vestido te queda hermoso. -Muchas gracias, tú también estás muy guapo hoy. No se si lo decía de forma irónica o lo decía en serio ya que llevaba puesto solamente el pantalón del pijama. -Gracias.¿Quieres qué vayamos a dar un paseo? -No, prefiero quedarme aquí contigo. Cada vez se acercaban más hasta quedar a horcajadas sobre mí. Dirijo mis manos a sus costados y las subo de arriba a abajo por su cintura. -¿A dónde quieres llegar con esto? -¿Hasta dónde quieres qué llegue? -No sabes como me pones cuando eres atrevida. -No lo sé, pero puedo notarlo.-Dice refiriéndose a mi creciente erección. Suelto un jadeo cuando de un momento a otro empieza a hacer círculos con sus caderas, lo cual me hace calentar aún más. -Si sigues así no voy a poder resistirme. -¿Quién está diciendo qué te resistas? -Tienes la oportunidad de echarte atrás ahora, porque después no te voy a dejar ir. -Hazme tuya, Ryo. Esas palabras bastaron para que de un momento a otro le diera la vuelta para poder colocarme encima de ella y empezara a besarla ferozmente. Dejo su boca para pasar a su cuello y dejar marcas que durarán unos cuantos días ahí. Dirijo mi mano a su intimidad y me sorprendo al ver lo mojada que está. -Mira como te pongo- Saco mis dedos y se los enseño, están bañados en sus jugos. Ella no dice nada, solamente suelta gemidos que intenta retener mordiéndose el labio . -¿Te excita cómo te toco? Acerina simplemente asiente con la cabeza. -Habla. -¡Sí, sí me excita, pero hazlo ya! -¿Hacer el qué?¿Esto?- Llevo mi mano a sus pechos y empiezo a manosearlos. -Si, digo, no. -Entonces,¿qué quieres, preciosa? -Ya lo sabes~ -Quiero que me lo digas. -Métemelo, métemelo ya. -Como tú digas, princesa. Poco a poco fui metiendo mi m*****o, intentando hacerlo lo más suave posible. -Estás tan apretada, me encanta. -Dame más. Aceleré mis movimientos pero con estocadas suaves ya que no quiero hacerle daño. -Oh~ Ella intentaba ahogar los gemidos mordiendo su mano. -Déjame oírte, bebé. Gime mi nombre. -Los demás… nos… pueden escuchar. -Que escuchen, que sepan que te estoy haciendo mía. -Ah~, ah~, me vengo. -Córrete. Y segundos después oigo como gime mi nombre mientras se corre. Salgo de su interior y me masturbo hasta correrme en su pecho. -Eso fue increíble. Acerina no dice nada, simplemente se acurruca a mi lado hasta quedarse dormida. Al día siguiente Narra Atid Hoy me levanté más temprano de lo normal así que aproveché para hacer el desayuno para todos. -Buenos días, Sra.Yei. -Sra.Yei- Buenos días, hijo. -No se preocupe por hacer el desayuno, ya me encargo yo. -Sra.Yei- Oh, no se preocupe. -Claro que sí, es más, tómese el día libre. Escuché que su hija está esperando un hijo, vaya y hágale compañía. -Sra.Yei- Muchas gracias, Sr.Atid. -No es nada. Poco después de que la Sra.Yei se fuera veo a Ryo bajar por las escaleras. -Ryo-Buenos días. -Buenos días, ¿cómo dormiste? -Bien. -Ahh, bueno. Pensé que te ibas a levantar más tarde. -¿Por? -Es que como anoche Acerina y tú se divirtieron tanto pues pensé que ibas a estar cansado, pero ya veo que no. -¿Se nos escuchó mucho?-Pregunta un poco de vergüenza en su voz. -Que va, solo se oía como ella te pedía más y tú le decías que gimiese tu nombre. -Vale, vale, ya entendí, fuimos demasiado ruidosos. ¿Crees qué los demás también nos escucharon? -No creo. Yo lo escuché porque estoy en la habitación de al lado. Dejando ese tema de lado, ¿dónde vamos a poner a las gemelas? Falta menos de un mes para que nazcan y lo único que tenemos es ropa, no creo que sea cómodo dormir sobre un montón de bodies y vestidos. -No te preocupes, hoy podemos ir a ver cosas. Somos cuatro, entre todos podemos montar rápido las cosas. -Pues no hay más que hablar, cuando terminemos de desayunar vamos. Tiempo después fueron llegando mis hermanos. -Yun-¿Y Acerina? Ella siempre suele levantarse temprano. -Ryo-Está durmiendo, seguramente está cansada. -Ian-Sí, no debe ser fácil cargar a dos bebés. Narra Acerina Son las cuatro de la tarde cuando despierto. Me doy cuenta de que no tengo nada puesto y que lo único que cubre mi cuerpo es una sábana. Me levanto envolviéndome en la sábana y salgo de la habitación con cuidado de no hacer ruido. Después de haberme cambiado y bañado salgo de mi habitación un poco extrañada, no se ha oído nada y eso es preocupante. Bajo a la primera planta y no hay nadie, ni siquiera Mattia está en su habitación. Llamo a Yun muy preocupada pero él responde tan tranquilo. -¿Dónde están? -Vinimos a comprar, no te preocupes. -Cómo quieres que no me preocupe si no hay nadie en casa, ni siquiera la Sra.Yei. -Ah sí, es que Atid le dio el día libre. -¿Mattia también está con ustedes? -Sí, todo está bien. Estate tranquila. -Bueno, ¿qué fueron a comprar? -Nada, unas cosas nos hacen falta. -Vale, conduzcan con cuidado. -Adiós. -Adiós.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD