Una pequeña habitación en colores chillones y con carteles educativos de alimentación o vacunación, es una forma rápida de describir donde me encuentro. Y es que lo hago siendo testigo de cómo Jazmín revisa por sexta vez la dentadura de Lucas. Los tres estábamos en lo que me enteraba era la enfermería de la casa hogar. Porque sí, tenían una enfermería. No había escuchado hablar de ella.
Tampoco había escuchado ni un quejido o visto una lágrima de Lucas. Sentado en esa camilla con la espalda recta y su barbilla elevada como todo un soldado orgulloso, es la imagen que nos da. En cambio, Jazmín ubicada en una silla frente este, ha decidió que sus dientes están a salvo y se dedica a cubrir las rodillas raspadas del niño. Ya las había desinfectado y estaban secas, por lo que las estaba cubrie
