Ana Lago
Abrí un poco los ojos, la luz me calaba, me sentía cansada y aún tenía mucho sueño. La noche anterior tuve mucha dificultad para dormir después de la platica con Arturo. Al recordar esa platica mi ánimo se fue hasta el suelo de nuevo. Abrí los ojos por completo, extendí mi brazo y Arturo no estaba en la cama, volteé al resto de la habitación, el sonido del agua en la regadera me indicaba que se estaba bañando. Suspiré, me senté en la cama y miré la hora, ¡Por Dios! Eran las nueve de la mañana, se supone que tenía la cita con Lily a las diez, no llegaría. Decidí enviarle un mensaje de texto para que supiera que no iría a la cita.
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No pasó ni un minuto para que me contestará.
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Me quedé mirando la pantalla, ahora tenía que bañarme, cambiarme y hacer mis maletas. Lo únic
