Capitulo I. Eliam

2131 Words
- No padre, esta vez no te obedeceré, lo siento, si debo renunciar a ser tu hijo y todo lo que eso conlleva, lo hare, pero no voy a casarme con esa mujer. Salgo del despacho privado de mi padre estallando de enojo y golpeando todas las puertas y paredes con las que me cruzo, lo malo de vivir en este puto reino lleno de agua es que no hay un campo donde correr a dejar la mala energía, así que voy a hacer lo mejor que se hace en esta tierra, festejar. Entro aun con la rabia en el cuerpo al bar, el dueño Scar es el quinto de su familia en atenderlo, conoce todos los chismes de los propios y extraños, me siento en la barra y el sin preguntar me sirve una cerveza - Principito que lo trae por aquí tan temprano – dice el cantinero mientras organiza su bar para abrir. - Pensando en las decisiones que un príncipe debe tomar - Algo en lo que un viejo cantinero le pueda colaborar. - Ojala amigo, ojala, ahora más bien mándame a llamar Scarlett, necesito una dosis de calma. - Príncipe es temprano, creo que aún debe estar durmiendo. - Más bien espera y la despierto yo. Me termino de tomar lo que quedaba de cerveza en un solo trago y camino hasta las habitaciones de mi amante, ella llego hace algunos años como esclava en un barco mercante, es una mujer hermosa de voz prodigiosa que la trajeron desde los pueblos del norte, nunca ha contado sobre su origen, pero llego tan maltrecha que muchos pensaron que moriría, Scar y su esposa la acogieron, le curaron las heridas, la liberaron y le dieron un lugar para vivir y comer, a cambio que ayudara a atender el bar y cantara en las noches para alegrar a los clientes, pero yo la hice mi amante. Abro la puerta de su habitación y está dormida, su cabello tan n***o como las alas de los cuervos hacen contraste con su piel tan blanca y pálida como la nieve, las cicatrices de su viaje aún se pueden ver en sus brazos, sus labios carnosos y rosados me invitan a besarlos, me acerco a ella le beso el cuello mientras le toco los pechos, gime despacio y es un invitación a entrar a las sabanas, me quito la ropa rápidamente y me acomodo con ella, ya está desnuda. - Mi príncipe, que lo hace buscar mis servicios tan temprano. - No preguntes nada, ahora solo quiero desfogar una preocupación que amenaza con hacerme estallar - Como ordene su majestad. Ella se sube a horcajadas sobre mí, su boca va deslizándose por mi pecho, sus dedos se enredan en mi vellos, mientras sus labios siguen la procesión de tortura y placer, cuando sin pensarlo un gemido se escapa de mi garganta mientras ella chupa mi m*****o eréctil, y con cada movimiento y presión de sus labios siento que el mundo se me olvida, me dejo llevar por el ritmo que ella propone, cierro los ojos mientras agarro su cabeza para que la caricia con su boca sea más profunda, cuando ella se incorpora tomando esa parte de mi anatomía con sus dos manos, ella me tiene a su merced y lo desliza dentro de ella, mientras el vaivén de su cuerpo marca el compás de mi excitación, con las manos tomo sus caderas y con mi boca le muerdo unos de mis pezones, siento ese tibio cosquilleo que recorre mi cuerpo, mientras la sensación de humedad recorre sus piernas, mi cuerpo se empieza a envolver en un espiral de sensaciones, que me hace sentir calor y frio, ganas de llorar y de reír, pasión, dolor y miedo en una sola embestida y todo al mismo tiempo. Ella deja caer su cuerpo junto a mí, mientras nuestras respiraciones vuelven a su normalidad, nos miramos a los ojos, esos ojos negros como la noche sin estrellas que invita a perderme en ellos. - Mi príncipe y ahora si me va a contar que te trajo a mis brazos tan temprano, a quien se lo debo agradecer. - A mi amado padre, que quiere que me case con la hija defectuosa del reino de Éire. - Y porque defectuosa – pregunta mientras ríe y toca mi pecho. - Porque al parecer se convertirá en monstruo si no la desvirgo antes de la siguiente luna llena. Su cara cambio de burla a sorpresa que trato de disimular y tembló ligeramente. - Príncipe, esa deben ser ocurrencias de su padre, seguramente es una niña consentida y caprichosa con un padre que solo quiere crear alianzas comerciales. - Eso espero, por el bien de mi hermanos y del reino, porque yo decidí no casarme y no voy a caminar al altar con ella. - Por mi mejor mi príncipe, porque así nadie se lo llevara de mi lado. Luego de un día envuelto entre las sabanas y las piernas de esa mujer que me trae de cabeza desde el día que la vi cantando en el bar, termino embriagándome mientras la oigo cantar, cuando unos guardias de mi padre irrumpen en el lugar haciendo que todos quedaran en silencio, dos de ellos me sujetan por los brazos obligándome a ponerme de pie, instintivamente busco mi espada, pero recuerdo que la deje en la habitación de Scarlett, su regla es dejar las armas en la entrada. Estoy tan borracho que me dejo arrastrar por ellos, me llevan hasta mi habitación y me botan sobre la cama, mientras cierran la puerta y hacen guardia frente a ella, la sensación de mareo me obliga a cerrar los ojos y sin pensarlo me quedo dormido, hasta el día siguiente que despierto mientras un cubo de agua fría era derramada sobre mi cara, era uno de los guardias cumpliendo ordenes de mi padre, quien estaba de pie junto a él. - Hijo tienes quince minutos para ponerte decente y te espero en el despacho, debo hablar contigo y tus hermanos, y por si las dudas ya el sol se está poniendo. No puedo creer que llevo casi todo el día durmiendo, una de las criadas está esperándome con un baño caliente y perfumado, me ayuda a bañarme y a vestirme con un jubón n***o de hilos dorados, para el encuentro con mi padre, tomo la espada de reemplazo, hago nota mental de pasar a recoger la mía apenas sea posible. - Por fin están todos mis hijos presentes, - dice mi padre apenas me ve entrar. Pensé que al ser una reunión en el despacho iba a ser algo más casual, ya que las reuniones solemnes se hacen en los salones, pero estaba presente mi madre con su dama de compañía, el senescal de mi padre y mis hermanos. Me apresuro a tomar un lugar entre las sillas dispuestas. - Como sabrán el rey de Éire ha dado en matrimonio a su hija, la princesa Azahara, su dote es muy generosa y conveniente en este momento, eso sin contar que la alianza sería muy provechosa, ya que ellos cuentan con tierras fértiles para el cultivo y el ganado que nosotros no tenemos, además que son el reino más importante, lo malo que su padre me exigió que el matrimonio y su consumación debía hacerse a los tres días de su llegada y en todo caso antes de la siguiente luna llena, al parecer entre más rápido mejor. El discurso de mi padre es interrumpido por mi madre – esposo y para cuando tiene planeada la llegada de la princesa y con quien de mis hijos va a tener el honor de desposar a tan noble señorita, porque un matrimonio tiene mucho que planear y tres días desde su llegada es muy poco tiempo. - Querida esposa, para eso los he reunido, ella debe estar saliendo hoy del puerto de su padre, estaría llegando si el Mare se lo permite en quince días. A su padre no le importa con cual de nuestros hijos la casemos y yo le ofrecí dicho honor a Elián, quien me hizo saber que ese honor no lo quería para el – dice mi padre mientras me mira con desprecio. – pero aquí estamos, quien de ustedes quiere desposarla. Todos guardan silencio mientras nos miramos unos a otros, no emitimos ni un sonido, ninguno quiere casarse con ella, los rumores dicen que es extraña, retraída y fervorosa en su credo, y en una tierra como la nuestra donde nuestra vida es la fiesta, el vino y el carnaval, una esposa de esas características sería una tortura. - Viendo que nadie la quiere como esposa – dice mi padre – lo echare a la suerte, cuatro hijos pero solo tres de ellos podrán competir, Liam como futuro rey y al estar comprometido con la princesa de Goa, no podrá participar, por lo que Naim, Gael y Elián deberán probar la suerte de sus destinos. – sus ojos viajan a los míos – hijo si estas vez sales favorecido no podrás negarte, es el destino y el querer de dios desposar a dicha señorita. Respiro profundo, lo último que quiero es un arreglo matrimonial de esa categoría, pero también sé que es parte del peso que cae en los hombros al ser un m*****o de la realeza. Mi padre después de meditar el método de tortura que emplearía contra su hijos se gira dándonos la espalda y tomando algo de su escritorio, rasga varios trozos de pergamino el cual nos extiende, por favor coloquen en cada uno de ellos su firma y una vez terminado darlos a su madre, yo no quiero tocarlos para que no me acusen de sus desgracias, es la suerte la creadora de ella. Mi madre al recibirlos los guarda en una bolsa de terciopelo y luego de sacudila para revolver los nombre escoge uno de los papelitos, instintivamente aguanto la respiración mientras lo desenrolla y sale el nombre de mi hermano inmediatamente mayor, Naim, suelto el aire contenido en mis pulmones mientras que la cara del elegido se contrae en una mueca de repudio. - Ya está dicho apenas la princesa llegue harás los honores, solo te voy a pedir una cosa, a partir de ahora a tu amante la atiendes fuera de los terrenos de este palacio, no quiero una guerra con Éire en este momento y si llega a haber algún bastardo lo crías como un padrino generoso. Mi hermano se levanta y sale de la habitación tan colérico como yo el día anterior y ante la mirada de todos, mi padre solo alza los hombros en gesto despectivo - Se le pasara, igual alguien debe hacer ese trabajo y hasta la boda tendrán guardias custodiando sus habitaciones y las salidas del palacio. Y con esa frase mi padre da por concluida su reunión dando instrucciones para la próxima boda, sin embargo una parte de mi siente remordimiento por mi hermano, ese era mi lugar pero nada que hacer, la suerte y el azar han escogido al mejor candidato. Pese a que dormí todo el día mi cuerpo aun siente el cansancio del día anterior y me dirijo a seguir durmiendo, caigo en la cama tal y como estoy vestido, sin pensarlo sintiendo como mi cuerpo se relaja al haber evadido el matrimonio, cuando una voz me llama. - Eliam, despierta, tu diosa Gwyn te llama. Abro los ojos de golpe, veo una mujer hermosa hecha de éter, de color plata e inmaculada, de la sorpresa caigo de la cama, como llego ella hasta aquí, si la puerta está cerrada con guardias custodiando. - Señora ¿quién es usted? - La diosa creadora de la vida, asesinada y usurpada por el falso dios que alaban hoy. Instintivamente al ver tal solemnidad e imponencia me arrodillo ante ella y sin pensarlo, las palabras brotan de mi boca como si no fuera yo, - señora he aquí a su servidor. - Ponte de pie Eliam, debes escucharme por favor, no tengo mucho tiempo, falta poco para renacer, lo hare de la sangre de mi asesino, pero antes de ello debes ubicar a Artur, él te guiara para encontrarla a ella y a mis servidores, él tiene tiempo trabajando de forma clandestina y llegara en el barco de la pequeña princesa, a quien deberás desposar. - Señora, pero el elegido es mi hermano. - Eliam tu eres el elegido, tu hermano está usurpando tu lugar por petición tuya, pero ese detalle luego lo solucionaremos, ahora lo importante es que te encuentres con Artur, no puedo estar más tiempo acá, no tengo tanta magia aun. Y antes de desaparecer dejo caer una pequeña joya, un sol labrado en filigrana con el centro en espiral y siete rayos saliendo de él.
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