Lo miro sonriéndole con la pasión que tengo contenida en mi rostro, y le respondo con sinceridad: —Por supuesto, doctor, me encanta, me encanta como me tocas. En ese instante, baja su rostro y con su boca llega hasta mis pechos comienza a besarlos lentamente, mientras me los toca, dejando su marca de nuevo en mi cuerpo con sus caricias y luego se lleva uno de mis senos hacia su boca deleitándose con la dulzura de uno de mis pezones. Los envuelve con su boca y los acaricia con una delicadeza cautivadora. Cada sensación me sumerge en un éxtasis de verdad que indescriptible. Comienzo a jadear porque me encanta y en medio de mis jadeos él comienza a chupar de mis pezones de una manera sutil pero a la vez algo morbosa. —Mmmm, que divino doctor. Mientras me los chupa, hace que Kassandra sa

