¡Ah, tierna y dulce Laura! si tan solo supieras que con tan solo pronunciar una palabra, se va directo hacia mi virilidad sintiendo un repentino cosquilleo. Se que ella ni siquiera se percata del efecto que tiene sobre mí y ni tampoco se enterará, porque comprendo que debo mantener la distancia y el profesionalismo como su jefe. No deseo incomodarla ni aprovecharme de su situación, ya que puedo percibir que ha vivido de manera precaria y se sorprende con facilidad por cosas tan simples como los regalos que le he dado.
Me comprometo a ser responsable y respetuoso, brindándole apoyo y aliento en su camino. Mi deseo al tenerla aquí es como siempre digo, ayudarla en lo que necesita ya que, gracias a nuestro señor nací en prácticamente una cuna de oro. Es por eso, que me comprometo a compartir
