Mientras el investigador Johnson y el reverendo Josh se encontraban preocupados del otro lado de la ciudad, en la mansión Wallas continuaba una gran algarabía con todos los integrantes de la familia. El ambiente estaba lleno de risas contagiosas, conversaciones animadas y el tintineo de copas brindando entre sí. La elegante sala de estar estaba decorada con flores exquisitas y luces suaves que creaban un ambiente cálido y acogedor. —Llamaré a un organizador de eventos profesional, pueden hacer una fiesta exclusiva y simplemente pagaré más por ello. Yo me encargaré de los gastos —comentó Alexander, el primogénito de los condes mientras desviaba su mirada hacia su celular. Su rostro estaba lleno de emoción y anticipación por la idea de organizar una fiesta memorable. —Yo también conozco a

