—Sí, el doctor es religioso, cariño. Fue él quien me dijo que no perdiéramos la esperanza y la fe en tener a nuestro bebé. También me decía que ibas a sanar del cáncer para ver a nuestra niña crecer —respondió la elegante pelinegra Vivian, con gratitud evidente en su rostro. Muy agradecido, David se inclinó ligeramente al estilo asiático en señal de respeto hacia el apuesto doctor. —Muchas gracias, doctor, por ayudarnos —expresó David con sinceridad. —El gusto es mío, señor Choi —respondió el moreno piel canela con una sonrisa cálida—. ¿Le gustaría ver en vivo y en directo cómo se mueve Agatha? —¡Sí! —exclamó David emocionado. Este sería su primer eco en vivo para ver a su primera hija—. Mi princesa hermosa será muy querida por todos. Sobre todo por mí, el gran jefe —añadió con orgul

