Ambos el día domingo decidieron no besarse al llegar a casa para no “caer en el pecado” pero después de haber compartido medio día entero sin ese gesto tan íntimo, la dulce abstinencia había creado un anhelo aún más intenso, transformando ese beso en un momento de conexión profunda y amorosa. Seguidamente, Antonio se separó de ella y mirándola con dulzura le dijo: —¿Te… gusto el desayuno? —¡Me encantó! —dijo ella con una sonrisa dulce en su rostro sintiendo como su corazón queria salirse del pecho. Por un lado sentía algo de miedo al enamorarse de él, pero por el otro le encantaba sentirse así, era primera vez en toda su vida que tenía ese sentimiento. Luego, Antonio la soltó y enseguida tragando profundo le dijo: —Eh, bueno, vamos a hacerte la consulta. Debo ser muy profesional cont

