—Pero... ¿y si después caemos en el pecado como usted siempre dice?— preguntó Laura, con una mezcla de duda y preocupación en su voz.
—Pues... creo que no lo estamos tanto porque... mañana nos casaremos —respondió Antonio, tratando de tranquilizarla.
—Bueno, está bien. ¿Me deja a mí llevar el control? —propuso Laura, buscando ser la responsable de mantenerse en línea.
Antonio asintió rápidamente sin pestañear.
—¡Sí! —respondió emocionado.
—¿Quiere un beso de siete? —le preguntó Laura, insinuándose con una mirada seductora.
—¡Claro! ¡Enséñame cómo es, porque... nunca lo he hecho! —respondió Antonio, intrigado.
Laura se detuvo por un momento y luego le dijo:
—No, mejor no. Ese beso se lo daré mañana. El mundano se despertará mucho, mejor... le doy uno corto.
—Está bien —contestó Ant
