CAPITULO 6

2431 Words
MATTIA Tener a esta mujer sentada en mi regazo, restregando su coño en mi ya erecta polla es una tortura para mi cuerpo y mi retorcida cabeza. No sabe lo que está haciendo, el poder que está teniendo en mí. Ahora entiendo un poco mas a mi madre, la obsesión que desarrolló por mi padre años atrás, todo lo que hizo por tenerlo, cada uno de los pasos que tan meticulosamente usó para poseerlo. Sé que no la merezco, alguien como yo no tiene derecho a tenerla. Ella es un ángel y yo soy un demonio, ella es un ser salido del cielo, y yo una bestia salida del infierno. Los estudios han demostrado que los psicópatas o sociópatas les cuesta apegarse a alguien. Y bueno realmente nunca lo he hecho, siento aprecio por mi familia, admiro a mi madre y a mi padre, se podría decir que yo en algún momento también me obsesioné por él, ya que es el hombre que siempre quise ser y ahora soy, solo que una versión mas mala y mas retorcida, porque él si tiene conciencia, y yo carezco de ella. Nunca me he apegado a nadie, no hasta ella, los estudios dicen que los psicópatas o sociópatas podrían potencialmente formar un vinculo con una persona afín. Entonces ¿Estará ella dispuesta a crear ese vinculo conmigo? En tan poco tiempo se ha abierto camino a través de décadas de comportamiento antisocial y homicida. Con ella no me fastidia el contacto físico, antes lo deseo y anhelo, me encanta como se siente tener su cuerpo entre mis brazos, sentir su aroma. Jesús su aroma es tan embriagante, me siento como un drogadicto que espera ansiosamente la dosis de su droga favorita. He querido preguntar por qué no deja que la toque, por qué le teme tanto a la presencia de los hombres. Nunca me ha importado la vida de nadie mas que los de mi familia, y heme aquí, anhelando saber un poco mas de ella, queriendo consumir su luz, con mi oscuridad, queriendo revelar cada capa que cubre su vida. Nunca he sentido la sensación de miedo, pero me aterra que ella descubra lo que soy y que hago, para ella simplemente soy el mejor amigo de su jefe, el multimillonario Mattia Lander, el hombre que viene cada viernes y paga un show privado en el que ella es la única que lo puede tocar, ya que yo tengo prohibido hacerlo. Y no sabe lo excitante y aterrador que es, ya que solo provoca que mi retorcida mente se obsesione con ella, con el momento en que me deje tocarla y hacerle todo lo que mi mente sucia desea hacerle a su hermoso cuerpo. Nunca he deseado tanto a una hembra como deseo a está. Quiero decirle que está jugando un juego peligroso, ya que es como si le pusiera un trozo jugoso de carne a una bestia hambrienta en frente de sus ojos le prohíba comerse, eso solo aviva mas el hambre y el deseo de la bestia, y cuando lo deje acercarse será su fin. El gato muere por comerse a esta hermosa ratoncita y pronto lo hará. -¿Puedes tomar una de mis manos? – Susurra. Mi cuerpo se tensa, ante su petición. El corazón se me acelera. No sé cómo describir todo lo que en estos momentos me abruma. -¿Estas segura? – Quiero que me lo asegure, no quiero hacer nada que pueda alejarla. La tengo en mi regazo con su cabeza apoyada en mi pecho, pero mis manos están ha ambos lados de mi cuerpo. Le daré lo que quiera. Por eso no la he tocado. -Si – Dice débilmente. Quiero saber que le pasó. Cuando la vi entrar y recorrí su cuerpo, noté inmediatamente los golpes y la irá me abrumo, mi vista se oscureció. Quería saber quién se atrevió a tocar lo que es mío. No quiso decirme que ha pasado, solo esquiva mi pregunta, lo que ella no sabe es que es mejor que me lo diga, porque si no, yo lo averiguaré y no le va a gustar el resultado. Traté de contenerme y no obligarla a que me hable, pero en algún momento tendrá que decírmelo. Muevo una de mis manos y entrelazo mis dedos con los de ella. Siento como su cuerpo se tensa, la respiración comienza a agitarse, el cuerpo le tiembla y a mi la ira vuelve a invadirme. Alguien le hizo algo, de eso estoy seguro. Y también estoy seguro de que ese alguien va a pagarlo. Me encargaré de que ruego, le haré saber que es mejor el infierno y que el diablo es un novato ante mí, a la hora de castigar. -¿Te sientes mejor? – Le digo suavemente. -Me aterra que los hombres me toquen – Dice vagamente – Me da ansiedad y entro en pánico. He tratado de superarlo, cuando pienso que podré tener una vida normal, los recuerdos me abruman y todo mi trabajo se va a la basura. Quisiera peinar su cabello con mis dedos, su dulce aroma a coco y chocolates es mi nuevo olor favorito. Miro una de sus muñecas y frunzo el ceño, tiene unas marcas, como si alguien la hubiera esposado o amordazado, no estoy muy seguro. Esas marcas solo aumentan mis ganas de destrozar el maldito mundo. -¿Quiere hablar de eso? – Inquiero ansioso porque se abra mas a mí. Ella sacude la cabeza y solo se acurruca mas en mí. Deben darme un premio por mi auto control. Sentir el calor de su coño, en mi polla raya en la tortura s****l. Cuando la tome, tengo que asegurarme que sea lento al principio, ya que soy consiente de que estoy bastante dotado y eso es un problema. -Me tomaría toda la noche y ya casi se acaba el tiempo del show privado y debo seguir trabajando. -Tenemos toda la noche y todo el tiempo – No quiero que se vaya. Ella es lo mas cercano que estaré del cielo dejarlo. Puedo sentir como se ríe. El hijo de puta se está divirtiendo a costa mía. -Tengo que ir a trabajar – Recalca. -No tienes que ir a ningún lado – Aprieto mi mano libre. Odio que otros hombres la vean bailar, que ven lo que es mío, pero si quiero ganármela no puedo obligarla a que deje de hacerlo. Me he dado cuenta lo mucho que le gusta estar en el escenario. -Si tengo – Me contradice. Me muevo un poco y tomo mi celular. Marco el número y espero a que contesten del otro lado de la línea. -Mi querido gatico – El acento italiano suena a través de la línea. -Primero que todo no me digas así – Nikki se aleja de mi y yo la miro a los ojos. El bastardo suelta una carcajada. -Dime ¿Qué puedo hacer por ti? Sin quitarle la vista a Nikki que me mira expectante hablo. -Quiero saber cuando gana Nikki en una noche. Ella intenta bajarse de mi regazo, pero la detengo. Otra carcajada se escucha a través de la línea. -Bueno, eso es nuevo. No te gusta mucho pasar tiempo con las personas, por eso te dicen gato. -Solo dime el precio. -unas 300 libras – Me suelta. -Te doy 600 libras y es mía toda la noche. Nikki abre los ojos y comienza a negar con la cabeza. -Vaya. Esto es aun mas nuevo para mí. ¿Qué quieres hacer? Sabes que la chica no ofrece ese tipo de servicio, si quieres follar, puedo enviarte a Sara. Resoplo. -La quiero a ella y sé lo que estoy haciendo. Nikki sigue con la boca abierta, sorprendida de mis palabras, pero me vale mierda. Quiero que esta noche se quede conmigo, no quiero compartirla con nadie más. Ni ahora ni nunca. -¡Ok! Si ella acepta está bien para mí. Solo no la asustes, es una de mis mejores bailarinas y no quiero perderla. Blanqueo los ojos, sé por qué lo dice y no quiero tocar ese tema. -Ella quiere – Confirmo. -Entonces no tengo más nada que decir. Que termine la noche contigo y vaya a su casa. -¡Ey! – Lo detengo. Lo escucho resoplar. -¿Qué? -Quiero agregar unos 200 mas como propina. Nikki niega con la cabeza frenéticamente. -No. Eso es mucho – Susurra ella, pero la ignoro. -Vaya – El tono sorprendido de Eros al otro lado de la línea no me pasa desapercibido – Debe gustarte mucho esa chica. -Ese no es tu problema y solo haz lo que te digo. -Que gruñón – Con eso cuelga. Cuando dejo el celular a un lado, Nikki sale de mi regazo. -Eso es mucho dinero. Es mas de lo que gano en una noche, no tienes que hacerlo. Me encojo de hombros. -No tengo – Confirmo – Pero quería hacerlo, te quiero esta noche para mí. Ella abre los ojos, intenta decir algo, pero vuelve a cerrar la boca. Se peina el cabello con las manos y se muerde el labio inferior. No sabia que se podía tener celos de unos malditos dientes porque ahora muero por ser yo quien muerda esos pecaminosos labios. -Puedo ver que no te sientes bien hoy – Digo suavemente – Solo quiero que descanses un poco. No vamos a hacer nada, sé la regla y no pienso pedirte que hagas algo que no quieres. Ella toma una bocana de aire y vuelve a mi regazo. Se acurruca en mi pecho y vuelve a tomar mi mano. -Gracias. -De nada ratoncita – Le suelto – Entonces ¿Quieres hablarme de algo? Quiero saber mas de ti. Puedo sentir como su cuerpo vibra y yo me muero por tocarla, besarla. Todo esto me tiene abrumado. Mi obsesión por ella se hace cada vez mas grande y va a ser un problema. Ya he visto esto en mi madre, todo lo que hizo para obtener a mi padre, hasta el punto de poner todo su imperio a sus pies, no dudo nunca, se llevó por delante a todos. -Soy bastante aburrida – Dice con un dejo de nostalgia. -Nada de ti, podría aburrirme. Ella vuelve a tomar aire, y se acomoda más. Tiene que dejar de hacer eso, como le dije, mi auto control depende de un hilo. Y uno bastante corto. -Soy de New York – Comienza – Llegué hace unos meses. Quería abrir mi propio estudio de baile, pero como llegué con pocos ahorros, no he podido, así que comencé a buscar trabajo en clubes, como tengo este problema. Nadie quiso darme trabajo, ya que los hombres pagan por tocarte. El único que me dio una oportunidad fue el señor Vitale, permitió que trabajara bajo mis condiciones. -¿Por qué Londres? -Es lo mas lejos que puedo estar de casa – Su tono es bastante triste. No voy a preguntar el por qué. Eso lo puedo averiguar después. -Quiero que me digas que pasó hoy – Insisto. Ella se ríe y toma aire. -No lo vas a dejar pasar ¿No? -No – Confirmo. Se aleja para mirarme a los ojos. Con el tiempo he aprendido a leer a las personas, también he aprendido a imitar sus gestos, sus sentimientos y cada una de las emociones. Soy como mi madre, carecemos de todo eso, pero si quieres manipular bastante bien, debes aprender a expresarte como los humanos normales. Las luces son tenues, pero puedo ver sus hermosos rasgos. Esos bellos ojos café, su larga melena. El aro de metal que tiene en el labio, su nariz pequeña. Simplemente es la mujer más hermosa que he visto. -Cuéntame – Le insisto. Ella toma aire. -Cuando venia para el trabajo fui atacada por un tipo en uno de los callejones en el barrio donde vivo. Por unos minutos pensé que violaría y estoy segura de que eso tenía planeado, me aterré y desee morir en ese mismo instante, no me gusta que los hombres me toquen, como dije entro en pánico. Mi cuerpo comenzó a tensarse y la ira a burbujear dentro de mi cuerpo. Era una bomba de tiempo. Me encargaría de hacerle pagar a ese imbécil. -¿Pudiste verle la cara? – Inquiero tratando de tranquilizarme. No quiero que se asuste. -Si, pero ya no la recuerdo. Estaba tan aterrada que ya no puedo recordarla. -¿Qué mas pasó? -Para mi suerte, una señora se detuvo y lo enfrentó, Como pude hui del lugar. Llegué adolorida, porque me golpeo lo suficiente para doblegarme – La voz se le entre corta. Quiero abrazarla. Jesús. Quiero meterla en una jodida caja de cristal para que nada la dañe. Sé que algo mas ha pasado, algo que la ha marcado para que odie el contacto de los hombres. Aprieto el garre de nuestros dedos. -Estoy aquí. Nena. Ya todo pasó, no tengas miedo. Ella suelta un sollozo y se lanza a mi pecho. Entierra la cabeza en él y llora mas fuerte. Una extraña sensación me recorre el cuerpo. No sé como consolar a nadie, eso se le da bien a mi hermana o a mi padre, ellos son los normales de la familia, mi madre y yo, carecemos de todo aquello. Somos como bestias que solo se mueven por instinto, por eso hemos llegado a donde estamos. Supongo que hasta las bestias mas peligrosas despiertan sentido de protección contra sus presas. -Yo – Tartamudea – Yo solo vine aquí, para comenzar a cicatrizar mis heridas. Y juro que estaban cicatrizando. Solo quería un poco de sombra, porqué joder – Solloza – Me iría bien un poco de sombra. No puedo pasarme la vida tirándome por precipicios. Solo necesito un descanso – Toma aire – Ya que quizás después de un descanso pudiera lanzarme al abismo otra vez. -No tienes que lanzarte a ningún abismo – Le aseguro. -¿Por qué? -Porque ahora me tienes a mí. Yo te daré las alas para que vuelvas alto, y ya no tengas que volver a caer. -Eso suena bien – Su respiración se nivela y es como si se estuviera quedando dormida – Solo quiero descansar un poco. -Descansa todo lo que quieras, ratoncita – Susurro – Que yo estaré aquí, para velar tu paz y no dejar que nada la perturbe. Medio sonríe. -Eres como un príncipe – Y con eso último se queda dormida. Que tan alejada está dela realidad. No soy ningún príncipe, soy una jodida bestia. Un maldito dragón que ahora hará todo por protegerla.
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