MATTIA Camino por los pasillos que llevan a la gran oficina de Eros. Como puedo abro la puerta y me siento en uno de los sofás que hay con ella en mis brazos. Observo detenidamente su rostro. Me la volvió mierda el muy hijo de puta. Pero yo los voy a acabar a cada uno de ellos. Ella es intocable. Por cada golpe que ella tiene es una sentencia de muerte para los que participaron en esto. No dudo que Eros haya seguido mi orden, me conoce bastante bien, así que, esto es orquestado por alguien y no voy a descansar hasta saber quien es. -No te preocupes. Ratoncita – Le susurro – Ya estoy aquí contigo y te prometo que nadie mas te hará daño. No mientras yo viva. Es una promesa que pienso cumplir, nadie tiene el derecho a tocarla, ha hacerle daño. Ella es una reina, y como tal solo se le d

