—Fabi —Fiorella llama su atención.
Ha anochecido, Fabiana durmió buena parte de la tarde. No entiende por qué razón de pronto se sintió tan agotada al punto de dormir tantas horas. No come desde la mañana y ahora se siente débil, no por el malestar que sintió en la mañana sino por la falta de alimentos.
—Dime —Le contesta Fabiana mientras busca en el refrigerador algo rápido para preparar que le sacie el apetito.
—¿No me vas a decir para qué vino el abogado hasta aquí? ¿Hablaste con él? —Le inquiere Fiorella parada a un lado en la entrada de la cocina.
Fabiana aguardó para responderle, no porque temiera decirle la razón real de haber tenido que permitirle conocer su dirección sino porque recordó lo sucedido a la salida del ascensor.
El simple recuerdo le hizo sentir un vacío en el pe
