Para la buena fortuna de Arianna los días fueron pasando y el tratamiento apreció estar cumpliendo su función en su organismo. La enfermedad logró estancarse. Superados esas primeras sesiones de tratamiento, Arianna no volvió al hospital sino para las consultas de control.
Fueron diez sesiones, en las que César siempre acompañó a su esposa, diez sesiones en las que tuvo que soportar la presencia de Fabiana, a quien muy a su pesar muchos en el hospital al alababan como una excelente profesional. En varias ocasiones presenció cuando le consultaron sobre procedimientos y una que otra situación de emergencia en el área de tratamiento, e incluso ahí en presencia de él y e Arianna la llamaron para apoyar a una paciente que cayó en coma y con la atención inmediata de ella y de otra enfermera la
