SANTINO LEWIS Devoro su pecho con hambre. Sus jadeos me ponen más duro de lo que ya estoy. Tuve que salir de viaje para arreglar unos asuntos de la mafia pero cada puto día pensaba en esta mujer. Creo que de verdad me volví loco. Por ello la mantenía vigilada día y noche. Las fotos que me enviaban mis soldados las veía a cada segundo. Que no estuviera, no significa que dejaré de acecharla. Vigilaba cada paso y contaba cada segundo que se reunía con el imbécil de Federico. Sigo diciendo que es extraño que no se la pasen encerrados en una habitación día y noche. Si fuera yo, solo saldría para… A quien quiero engañar, no saldría nunca de la habitación. Me quedaría con el único propósito de hacerla retorcerse de placer. Como lo estoy haciendo ahora. Deslizo la prenda de encaje

