EBBA FISCHER Me levanto con un dolor en los muslos. El cosquilleo en mi entrepierna aún está allí, no se ha ido. No sé cómo puedo explicar que, "aun estando sola en esta habitación" lo siento dentro. Me pongo en pie apreciando mi desnudez a través del espejo. Las marcas son cada vez más notorias generando enojo y una pizca de gracia a la vez. Recorro con la mirada el lugar para comprobar si realmente estoy sola. Sí, lo estoy. Mi noche se hizo más larga de lo normal, todo por culpa del idiota de Santino que, no dejó de complacerse con mi cuerpo. Me inclino a revisar mis ojeras. Han aparecido desde que pisé la mansión Lewis. Suspiro cansada. No me disgusta el sexo con él, sería una total mentirosa si lo dijera. Es solo qué; lo que sucede luego del acto pone mierdas en mi cabeza,

