SANTINO LEWIS La mujer que debería mantener alejada se encuentra ahora sentada a mi lado con los brazos cruzados y severamente molesta. No dijo una palabra luego de subir, ni cuando le coloqué el cinturón de seguridad. Matteo decidió sentarse en los últimos asientos. Claramente la idea de traer a Ebba no le agradó del todo. Y es la idea más absurda y descabellada pero tengo la satisfacción de saber que me vale mierda. La quiero a ella, aquí conmigo. Fin. -Visitaremos París y otras ciudades y nos quedaremos en una de mis mansiones por un par de noches- sin respuesta. Me acerco a su oído sintiendo la necesidad de provocarla. -Allí podrás sentirte libre de caminar desnuda, porque di la orden de que nadie pisara el lugar. Algunas prendas de la tienda de lencería que compré para ti es

