Capítulo 7 Obedecer o Dejar

2157 Words
Punto de vista de Axel Toda mi energía y fuerza se requieren para mantener la calma e indiferencia frente a la mujer frente a mí. Sus ojos azules son cautelosos mientras me mira rápidamente antes de tomar asiento en la silla más lejana a mí. —¿Tienes una gemela?—, pregunto, aunque sé la respuesta. Pero tengo que asegurarme porque nada tiene sentido en este momento. —N... no—, tartamudea y evita el contacto visual. El silencio crece incómodo entre nosotros mientras la miro mientras mantiene su mirada en el suelo mientras alineo mis pensamientos. —¿Estás herida?—, pregunto bruscamente y cruzo mis brazos frente a mi pecho para evitar abrazarla. La reconocí en cuanto la vi, pero no estaba preparado para el golpe en el estómago cuando me di cuenta de quién es ella. Solo niega con la cabeza y desvía la mirada. —Entonces, ¿por qué tienes la cara hinchada?—, exijo. Wyatt pagará por esto, lo juro. —No... no es nada—, tartamudea. —No estoy herida. —Aprieto los dientes mientras la miro e intento descifrar qué diablos está pasando. ¿Está encubriendo a Wyatt o está diciendo la verdad? No lo vi abofetearla, pero lo vi golpearla en el estómago. Esto me hace creer que su mano está marcada en su mejilla. —¿Cuál es tu conexión con Wyatt?— pregunto, y ella me mira con esos grandes y hermosos ojos azules inocentes. —Y no te atrevas a decirme que no hay ninguna. Conozco a Wyatt, él no golpea mujeres por diversión. —Fue mi pareja—, sus palabras son tan suaves que apenas se escuchan. —Pero lo rechacé hace una semana. —¿Eras su prometida?—, pregunto mientras las piezas del rompecabezas empiezan a encajar. —¿Aquella que tuvo un accidente una hora antes de la boda? —Muerde su labio inferior mientras asiente y mira hacia abajo a sus pies. Las emociones me asaltan desde todos los lados, y camino hacia la ventana. Le doy la espalda mientras miro el jardín frente a mí. —¿Dónde está tu marca?—, pregunto mientras me vuelvo a enfrentar a ella. —¿Mi marca?—, frunce el ceño y me mira perpleja. —No entiendo. —¿Me estás diciendo que estabas comprometida pero él no te marcó?— pregunto incrédulo. Estaba comprometida con su pareja, pero ella no durmió con él, tampoco la marcó. Y por su confusión, sé que Wyatt nunca le informó sobre el ritual de marcado. ¿Por qué? —No entiendo realmente la pregunta—, murmura. —¿Cuál es tu nombre?—, pregunto tras un momento de silencio. —Liana—, su respuesta es suave y melodiosa, y despejo mi mente para saborear el sonido por un momento. —Dime exactamente qué pasó—, ordeno. —Viste lo que... —No—, la interrumpo y me pongo frente a ella. —Comienza por la noche hace una semana cuando te llevé a la habitación de hotel. Su rostro palidece y sé que la he pillado por sorpresa. O bien no me reconoció, o esperaba que no recordara. Ruego a la diosa que sea lo último. Me romperá el corazón si no recuerda nuestra noche juntos. Escucho pacientemente mientras me cuenta su historia y me impresiona y sorprende que incluso confesara el accidente fingido para escapar del matrimonio. —Eso es todo—, termina su historia. —¿Sabías quién era yo en el bar?—, sonrío sarcásticamente mientras me acerco a ella. —Sí—, encoge los hombros. —¿Importa? —Bastante coincidencia, ¿no crees?—, levanto una ceja. —Seducir al futuro alfa cuando te das cuenta de que tu pareja no te ama. —No te busqué—, sus ojos me desafían y me siento aliviado de que ya no sea tan tímida. —Entonces, ¿qué importa que te reconociera? Fuiste el primer hombre con el que me encontré. Fuiste conveniente, eso es todo. —¿Conveniente?—, gruño mientras sus palabras me hieren el alma. Ningún hombre quiere sentirse conveniente. —¿Me tomas por tonto? Sé lo que está pasando aquí. Te diste cuenta de que tu pareja te iba a echar, así que planeaste seducir al futuro alfa y asegurar tu lugar en esta manada. —¿Te has vuelto loco?—, Liana me mira con disgusto. —Esa es la teoría más absurda que he escuchado en toda mi vida. —¿Lo es?—, levanto las cejas hacia ella. —Tuviste una relación durante siete años y nunca compartieron una cama. ¿Y ahora esperas que crea que estás dispuesta a dejarlo todo en un segundo por un extraño sin motivo alguno? —Respetuosamente, Axel—, su voz es suave y firme mientras se levanta y se pone frente a mí. —Vete a la mierda. No quería nada de ti entonces y no quiero nada de ti ahora. Repetiré lo que te dije hace una semana, una vez que esta puerta se cierre detrás de mí, tú y yo nunca nos hemos visto. —No espera mi respuesta mientras me empuja y se va. Suspiro profundamente y tomo asiento en la silla más cercana. No sé qué hacer con la historia de Liana. Le creo, pero más de una mujer ha intentado un truco similar para convertirse en Luna. Si realmente no quiere nada de mí, ¿por qué sigue dentro de nuestras fronteras? ¿Por qué no ha seguido adelante con su vida? No, niego con la cabeza mientras me levanto. Debo tener cuidado. Nadie puede ser confiable. Y hasta que esté seguro, no le diré a nadie que ella es mi pareja. Punto de vista de Liana. Estoy furiosa mientras camino de un lado a otro frente a la sala de examen de Nina. Estoy deseando volver a casa y nunca jamás ver a Axel de nuevo, o a Wyatt para el caso. La audacia de ese hombre al sugerir que lo busqué. Es absurdo. No estoy segura si es cosa de los lobos o si hay algo en el agua, pero parece que todos en esta manada están locos como una cabra. Necesito conseguir un trabajo y salir de esta manada antes de contagiarme de esta locura. —Ahí estás—, suspiro aliviada cuando se abre la puerta y Nina sale. —¿Qué dijo la doctora? —Voy a estar fea durante las próximas semanas y después de eso, estaré bien—, ella rueda los ojos y sonrío suavemente. —Nunca puedes estar fea—, tomo su brazo y la llevo hacia la salida. —Incluso con la nariz rota. —Eres mi mejor amiga—, responde. —Estás obligada a decir eso. —No, no lo estoy—, río con ganas. —Permiso, señoritas—, nos interrumpe el guardia de seguridad en la salida. —Axel me instruyó para darte esto—. Él le entrega las llaves del auto a Nina y las tomo de él. —Gracias—, sonrío cortésmente. —¿Todavía está cerca? —No—, sacude la cabeza. —Ya se ha ido con el beta Nick. —Que tengas un buen día—, saludo mientras seguimos caminando hacia el auto. —Nina—, me vuelvo hacia ella. —Gracias por ayudarme hoy. —No es nada—, Nina lo desestima. —No—, niego con la cabeza enérgicamente. —Te golpearon en la cara por mí. No es nada. Te debo todo. Ni siquiera quiero pensar qué me habría pasado esta semana pasada si no fuera por ti. —Eh—, Nina choca su hombro con el mío. —Habrías hecho lo mismo por mí. No te preocupes por eso. —No lo haría—, sonrío mientras desbloqueo el auto y abro la puerta del pasajero para ella. —Pero quiero que sepas que no te tomo por sentada. —Lo sé—, sonríe mientras se sube. Cierro la puerta detrás de ella y doy la vuelta para entrar en el asiento del conductor. —En el lado positivo—, Nina sonríe maliciosamente mientras me mira. —Estuvimos en presencia de Axel. Maldición, está buenísimo. Mirarlo me da hambre en lugares donde no tengo papilas gustativas. —Eres terrible—, río mientras conduzco el auto por el tráfico. —Pero supongo que está bien. —¿Bien?—, Nina grita en shock. —Él es mucho más que simplemente bien. —Cierto—, hago pucheros. —También es arrogante y egocéntrico. —Cuenta—, Nina exige mientras me mira con conocimiento. —¿Qué pasó entre los dos? —Nada... —No me mientas, Liana—, Nina me interrumpe. —Quiero saber. —Bien—, suspiro pesadamente mientras considero mis palabras. Por mucho que quiera mantener en secreto mi noche de vergüenza, también sería bueno sacármelo del pecho. Y lo menos que puedo hacer es decirle la verdad a Nina después de que sacrificó su nariz por mí. —Axel es con quien pasé la noche después de que descubrí que Wyatt me engañaba. —No puedes estar jodiendo—, Nina me mira boquiabierta. —Eso... no... es... ¿en serio? —Sí—, lo admito mientras estaciono el auto frente a la casa de Nina. —Y fue un completo imbécil a la mañana siguiente—. Nina sorbe cada palabra mientras le cuento todo lo que ocurrió entre Axel y yo mientras salimos del auto y entramos a la casa. —¿Puedes creer que pensó que era una prostituta?—, grito mientras levanto las manos en el aire. —Bueno... sí,— responde Nina mientras se sienta en el sofá. —Él es el futuro alfa y está muy solicitado. —Eso no tiene sentido,— frunzo el ceño mientras me siento a su lado.  —Liana, esta manada es muy tradicional,— explica pacientemente Nina. —Son muy estrictos con las leyes antiguas. Un rango debe aparearse con su verdadera pareja. —Ya sé eso,— ruedo los ojos. —Por eso Wyatt está tan enfadado conmigo. —Pero es aún peor para el alfa,— continúa Nina como si no hubiera dicho nada. —No solo debe aparearse con su verdadera pareja, sino que también debe ser virgen. Si no encuentra a su pareja antes de los veinticinco años, puede casarse con cualquier virgen que elija. Axel aún no ha encontrado a su pareja, y el próximo año cumplirá treinta. Lo que significa que puede casarse con cualquier chica, siempre y cuando sea virgen. Todas las vírgenes elegibles intentan conquistarlo con la esperanza de que él las elija. Incluso los padres a veces se involucran y ayudan a sus hijas a llamar la atención del alfa. —Oh,— siento como si fuera un globo desinflado. Por ofendida que estuviera esa mañana, lo entiendo y ni siquiera puedo culparlo por eso. Si estuviera en su lugar, habría reaccionado igual. —Supongo que debería haber prestado más atención cuando Wyatt me explicó estas cosas. —Eso es si te lo contó,— Nina rueda los ojos. —Probablemente solo te dijo las cosas que te afectan a ti. —Vale, eso excusa la reacción de Axel esta mañana,— cruzo los brazos obstinadamente frente a mi pecho. —Pero no es excusa para sus acusaciones hoy. Quiero decir, ni siquiera le dije mi nombre o le pedí algo desde entonces. No hay justificación para ser un idiota hoy. —Realmente Wyatt no te dijo nada,— Nina sacude la cabeza melancólicamente. —Liana, cuando estás viviendo dentro de estas fronteras, no tienes los mismos derechos que tenías en casa. La palabra del alfa es la ley. Él no te conoce como yo lo hago. Todo lo que tiene son los fríos y duros hechos. Y lo que ve es a una humana desesperada por formar parte de la manada. Deberías agradecer que aún estás viva o que no te han expulsado de la manada después de haberle contestado anteriormente. El irrespeto hacia cualquier m*****o de la casa del alfa se castiga con la muerte.— Quiero reír a carcajadas, pero mi sangre se enfría cuando la miro y me doy cuenta de que está completamente seria. —Eso es asesinato,— protesto débilmente. —No,— niega con la cabeza. —Es una sentencia de muerte. Enorme diferencia.— —Pero... —Pero nada,— me interrumpe. —Esas son sus leyes y estás en su territorio. Obedeces o te marchas. —Entonces me marcharé,— digo con determinación. —Tan pronto como consiga un trabajo, me iré de aquí.
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