Peri se entretenía en la cocina, absorta en la cocina, sintiendo un deseo abrumador de preparar algo que lo tentara tanto como su desnudez parecía hacerlo. Empezó a cocinar con pequeñas rebanadas de pan plano para crear pizzas gourmet, observando con el rabillo del ojo cómo Josh salía de la bañera, se ponía los calzoncillos y soltaba el agua. Se le ocurrió que le parecía injusto que se vistiera hasta que oyó la puerta y lo vio desaparecer por ella. Peri colocó las pizzas en el horno con cuidado y comenzó a ordenar el pequeño desorden que había creado. Había aprendido durante el último mes que Josh detestaba el desorden y el desorden, exigiendo organización tanto de quienes lo rodeaban como de sí mismo. Sonrió para sí misma al saber que a él le disgustaba su dormitorio, que estaba abarrota

