Capitulo 8: Cambios Bruscos

2112 Words
-¿Se... se... seguridad? -balbuceé - Ehm... ¿Podría hablar con mi padre un momento? -susurré, ellos asintieron, Kaidan los miróa confundido y mi padre se levantó. Lo agarré del brazo y lo arrastré a la cocina de la mansion- ¿¡Voy a ser niñera de ese idiota?! ¿Acaso no te conté lo que me estresa en la escuela? -le grité- -Jemma, es inútil que me traigas aquí para hablar, si con tus gritos alertas a todo el vecindario. -me miró divertido y rió- -¿De qué rayos te ríes, papá? ¿Te das cuenta de lo que me propusieron? -asintió- ¡Voy a ser niñera de ese troglodita! ¡Yo no quiero estar de guardaespaldas de ese mimado! ¿Por qué no lo hace John? -Ya sabes por qué no lo hace él. Además, la señora fue muy específica en que quiere que seas tú. Dice que le caíste muy bien. Serán cinco mil por semana si aceptas... -Vaya, eso está bien... ¿Tanto es el peligro? -Tu eres la que va salvando el pellejo de ese chico cuatro veces, Jem. -Volvamos a la sala. -le dije y me puse a caminar de vuelta- -¿Lo has reconsiderado? -preguntó Elizabeth- -Sí. Primero quiero saber qué es específicamente lo que quieren que haga. -Bien, nosotros sólo queremos que estés con Kaidan cuando él esté fuera de casa. Pensamos que es ideal que sea una persona de su edad y será mas fácil, ya que tu lo ves todos los días. Él se negó a que pongamos guardaespaldas del gobierno porque llaman la atención. Cuando él este aquí no necesitará tu protección, así que será sólo para cuando salga. -¿Y si a él se le ocurre salir cuando tengo una misión? ¿Qué pasará si ustedes no están aquí cuando ataquen? ¿Y si los mafiosos acaban con su personal de seguridad? -No creo que eso pase, Jemma. Los mafiosos no se atreverían a irrumpir la casa del gobernador, no son tontos. -dijo mi padre- -Si tienes alguna misión, entonces él no saldrá. Y la casa queda casi sin seguridad sólo cuando nos vamos de viaje. Eso tendremos que arreglarlo... -comenta Eli- -Si ustedes se van de viaje, él puede quedarse en nuestra casa. -intervino el inteligente director Powell- -¡Papá! -lo regañé- Está bien. Acepto. Pero discutiremos luego algunas condiciones. -¡Genial! ¿Dónde firmamos? -dijo el señor McGee- -En la agencia estarán los papeles listos para mañana a primera hora. Ahora descansen y mañana vendrá Jemma a buscar a Kaidan. -¿Qué? ¿Qué no puede ir en su...? -la mirada de mi padre me silenció- Está bien. -Genial, Jemma, ahora serás mi empleada. -dijo Kaidan- Tendrás que obedecerme. -Oh, ¡Claro que no! No seré ni tu empleada ni tu niñera, seré tu guardaespaldas. Y no pienso obedecerte, no eres mi jefe. No le obedezco ni a papá, que él sÍ lo es. -contesté- -Kaidan, no seas idiota, ella no es tu empleada. -habló su padre- Entonces, mañana a las seis voy a firmar los papeles antes de ir a trabajar... -Mañana a las siete treinta vendrá Jemma a buscar a su hijo, señor gobernador... -Jason. -aclaró- Está bien... -¿Tendré que levantarme más temprano para buscarlo? ¡Pero, papá! -respiré y me resigné- Okey, por las mañanas estoy de malas. No hagas que te asesine McGee. -le avisé- -Oh, claro que no. -me guiña el ojo el muy imbécil- Pero tienes que vestirte bien si vas a ser mi guardaespaldas. Considéralo como tu uniforme el vestirte como mujer. -iba a quejarme y negar, pero mi padre me miró mal y sólo asentí- Bien. ¡Nos vemos! -se fue y desapareció por la escalera- -Nos vamos, Jemma. -dijo mi padre- Hasta mañana, Jason. -le dio la mano al señor McGee- Nos vemos, Elizabeth. -repitió la acción- Adiós... -salimos y entramos cada uno en nuestro auto- Condujimos hasta casa. Me puse a pensar en lo horrible que será cuidar el trasero de McGee. No lo soporté nunca y ahora tengo que verle la cara más tiempo. ¿Por qué no sólo dejo que lo mate accidentalmente un cuchillo que "iba dirigido a otro" ? Sería mas fácil. Además, tengo que vestir bien, por ende, LLAMAR LA ATENCIÓN. Seguro Alex y Zack ya se encargaron de avisarle a toda la secundaria acerca de mi parentesco con Tyler, será peor la atención que me prestarán. Mierda, yo solo me visto como mujer para cuando trabajo. Claro, ahora tendré que trabajar. Odio el colegio. Llegué a casa y metí el coche en el garaje. Entré a casa y fui a la cocina a tomar algo. -¡Hola, Ty! -abracé a mi hermano- -Hola, enana, ¿Es cierto lo que me dijo Kaid? -dijo, alzando su teléfono- -¿Que necesita una niñera? Seh. Lamentablemente, esa niñera seré yo. -contesté- -Y por cinco mil a la semana... -comenta mi padre entrando a la cocina- Jemma, quiero que seas responsable en este trabajo. Es la primera vez que eres seguridad de alguien. Puede ser peligroso. -Se lo dices a la bestia que mata personas todos los días. -dijo Tyler. Le arrojé un vaso de plástico- ¡Ay! ¡Jemma! -No peleen, chicos. Y sí, es peligroso de todas formas, nunca vi tantos atentados juntos. Están empeñados en capturarlo. Pero, si siguen mandando gente, se quedarán sin empleados -me miró de reojo mi padre- -¿Qué preparaste, Tyler? Tengo hambre. -Pedí Pizza, cocinar no es lo mío. -Lo suponía... -dijimos papá y yo al mismo tiempo- Comimos pizza y hablamos acerca de trabajo, armas, autos y misiones. Tyler se aburrió y fue a dormir. Yo lo seguí y fui a dormir también. Estaba cansada y con sueño. Mañana sería un largo día como niñera del señor escasa-materia-gris. Sólo espero que esos idiotas se rindan, aunque creo que es por algo más. Ya deberían saber que no pueden capturarlo, ¿Por qué seguir arriesgándose? Me parece que hay algo detrás de todo esto. Sonó el despertador de las seis a.m. Lo apagué y a regañadientes me levanté, me duché y recordé que tenía que usar ropa decente. Con la peor de las ganas, revolví entre las cosas que compraron las chicas y saqué una blusa roja, un short de jean y Vans rojas. Agarré una sudadera para tenerla en el auto por si hacía frió. Me fijé en la herida que tenía en la pierna y, como me saqué los puntos, ya casi ni se notaba. Dejé la sudadera al lado de mi mochila y me dirigí al baño a peinarme. Me dejé el cabello suelto y me pasé un poco de delineador. Ya lista, agarré mis cosas y bajé a desayunar. -¡Oh, dios! ¡Una mujer se ha tragado a Jemma! -exclamó Tyler- -Ya cállate, Tyler. El molesto de tu amigo me obliga a vestirme bien porque, según él, va a ser como un "uniforme". -enfatizo la palabra ''uniforme''- -Ese tonto sólo quiere babearse por su guardaespaldas, eso es todo... -le pegué en el brazo- ¡Auch! ¡Es cierto! -Lo sé, pero me dieron ganas de pegarte. -miré el reloj y eran las siete veinte- Mierda... -le di un mordisco a mi pastelito de chocolate y lo dejé en el el plato de mi hermano para que se lo comiera él- Tengo que irme a buscar a McTonto, ¡Adiós! -besé su mejilla- Prepárate para preguntas sobre mí como tu hermana. De seguro los idiotas de Alex y Zack ya esparcieron la noticia por todo el instituto. -agarré mis llaves y salí al garaje. Mi IPhone sonó, era un mensaje- *De: McBestia Para: Jemma Oye, Jem, cuando llegues iremos al Starbucks de cerca de casa, no desayuné." -Genial. Ya empieza... *De: Jemma Para: McBestia Soy tu seguridad, tonto, no tu chofer.* Dicho esto, entré al auto y me dirigí a la casa del cavernícola viviente. No puedo creer que culpa suya y de mi padre tenga que hacer un cambio tan brusco. No sólo de ir en auto, sino de vestirme así y tener que cuidar el culo de McGee. No creo soportar tanto sin darle tres tiros a ese idiota. Llegué y toqué la bocina. Vi al retrasado salir de su casa, con el cabello rubio algo oscuro por lo húmedo, una camisa negra arremangada hasta el codo, jeans negros y converse negras. Tengo que admitir que está bueno. ¿¡Pero qué mierda dices, Jemma!? Entró al auto y se puso el cinturón. -Hola, Jem... -me miró la ropa- Wow, veo que me hiciste caso con lo del uniforme. -dejó su mochila atrás, junto con la mía- Vamos al Starbucks de aquí cerca. -Ya te dije que no soy chofer. -mi maldito organismo me traicionó e hizo rugir a mis entrañas- -Veo que también estas sin comer. Vamos, Jemma. -suspiré resignada y arranqué el auto. Prendió la radio sin autorización y se puso a buscar una buena estación- -Nadie dijo que podías tocar mi auto, Kaidan. -Como digas, Jemma. -siguió con lo suyo. Continué conduciendo, estaba en la esquina cuando me di cuenta que nos seguía una Patriot como la vez pasada. -Jemma, te pasaste el Starbucks. -me dijo y lo ignoré- Jemma... -Cállate y déjame hacer mi trabajo. -dije con la mirada fija en el espejo retrovisor- Nos están siguiendo, voy a perderlos. -hice un par de movimientos entre los autos. Pasé rápido por algunas calles y al fin los perdí- Listo. -miré a Kaidan y estaba pálido- ¿Estás bien? -Si, un poco mareado por esas maniobras, pero estoy bien... -Iremos al Starbucks de dos cuadras de la escuela. -dije mirando el espejo para ver si no nos seguían- -Bien. Llegamos al Starbucks, estacioné en frente, agarre mi billetera y saqué unos billetes. -¿Qué quieres? -pregunté- -No vas a pagar tú, Jemma. -dijo- -No estás en una de tus citas baratas, Kaidan. Tenemos que apurarnos para ir a la escuela. ¿Qué quieres? -Un café y un muffin estaría bien... Bajé del auto, miré la calle y las personas. Ningún sospechoso. Crucé y fui a comprar las cosas. Yo también tenía hambre, así que me compré un café y un pastelito de chocolate. Salí y me dirigí de vuelta al coche. -Aquí tienes. -le entregué su café y su muffin- -Gracias. -nos pusimos a desayunar, todavía teníamos unos veinte minutos para llegar- Y... ¿Que hará cuando se gradúe, Agente Powell? -Pienso ver si me aceptan en la CIA. Quiero ser una de las mejores como mi madre... Ella estuvo allí. Cuando se casó con papá, cambio la CIA por A.S.P.E. -¿No tienes miedo de que te maten? -Es algo a lo que me acostumbré a sentir, miedo. Pero pronto se convirtió en valor y cuando la adrenalina sale a la hora de luchar se transforma en placer. Es algo que me gusta hacer. Y, si muero en una misión... pues, bueno, será porque así tuvo que pasar. -mordí mi pastelito- -Interesante... -tomo un sorbo de su café- -¿Y tú? -pregunte por educación y curiosidad- -Mi padre quiere que yo entre en la política, pero en realidad no es algo que a mi me guste, quiero ser abogado. -En la agencia hay muy buenos abogados, papá te contrataría. -Mierda Jemma, ¿qué acabas de decir? Él solo sonrió y terminó su café- Creo que debemos irnos. -dejé la mitad de mi late en el posa vasos y miré mi pastelito- ¿Lo quieres? -le señalé la pobre deformidad de chocolate- -Está bien... -le entregué el pastelito y arranqué el auto- Está rico. -Lo sé. Tengo buen gusto. -bromeé y conduje hasta el estacionamiento del instituto, encontré un lugar y aparqué- -¿Qué haremos ahora, Powell? -No lo sé. Mientras estés, aquí estás a salvo. No pueden entrar a la escuela. Ignórame. -salí del auto dejándolo con la palabra en la boca- Al bajarme, sentí miradas sobre mí. MUCHAS MIRADAS sobre mí. Y se intensificaron cuando vieron mi auto, y la persona que bajaba de él. Decidí restarles importancia y caminé hasta mis amigas, que no entendían nada. -¡Explícate! -me señaló acusadoramente Jess- -¿En resumen? -¡Como sea! -exclamó Stace- -Bueno... Anoche los padres de McGee me contrataron como su guardaespaldas. Él me obligó a usar ropa linda para venir a la escuela y usarla como "uniforme". Tengo que estar con él cada vez que sale de su casa y ahora prácticamente soy su niñera. Cuando los señores McGee se vayan de viaje, él se quedara en mi casa. Mi trabajo se volvió una completa mierda.
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