Mia Mia—¡¿Qué?! Parpadeé y mi corazón se volvió errático. ¿Alguien se burlaba de mí? No. ¿Cómo podía saber el personal de la recepción que yo jugaba ese juego? Solo nos saludábamos con un hola por la mañana cuando llegaba. Ciertamente no sabían que me obsesionaba con mi compañero ECM. Nadie en Alemania lo sabía. —Dijo que su nombre es Kassius Remeas. —¿Esto es una broma? Si es así, entonces no me divierte. ——No. Hay un caballero que preguntó específicamente por usted. Insistió en que le conoce. ¿Qué diablos? —Envíelo a la sala de conferencias tres. Bajaré en un momento. Gracias. —Por supuesto. Es un placer. Bajé el teléfono y me levanté de inmediato, enviando a rodar mi silla de rueditas. Kass no estaba aquí. Tan solo la idea era una broma. Él no era real. realComo no había habl

