A los lejos escuché el sonido del claxon de un carro sonar. Entendiendo que finalmente había llegado el fin de una larga espera y tal vez el comienzo de mi mayor pesadilla, con pesadez entré a la casa y caminé hasta llegar a la entrada principal. No había abierto la puerta cuando escuché detrás de mí la voz de la persona que terminará determinando el rumbo de mi historia a partir del momento que abra esa puerta. - ¡Qué emoción mamá, ya llegaron! –me grita Altair bajando las escaleras sin calzado y los cabellos en desorden, es evidente que despertó apenas escuchó el sonido del claxon, en el rostro se le nota acabar de despertar-. - Cálmate mi amor, te va a dar algo –le digo al tiempo que abro la puerta-. Teniéndola al lado, salgo al Porsche de la casa y de ahí camino hacia la

