Sintiéndome en la peor de las pesadillas subí corriendo las escaleras hasta la habitación de Altair, varias veces intenté girar el picaporte para abrir la puerta sin éxito alguno. - Altair, hija, ábreme por favor –le llamo y al mismo tiempo doy varios toques a la puerta-. Hago una pausa esperando ver si reacciona pero nada, solo un silencio pesado se escucha en esos breves segundos. - Altair mi amor, abre la puerta, déjame explicarte –le hablo en tono suplicante- Altair. - Iliang no te va a responder, no ahora amiga –me dice Ingrid parándose a mi lado-. - Pero no puedo dejarla sola, no ahora –le digo imaginando todos los pensamientos que han de estar pasando por su mente-. - Dale una hora por lo menos, déjala respirar –hace una pausa volteando a mirar al

