Estuvimos conversando por buen rato en el que fuera el despacho de Íngrid y mio. Toda esta situación nos tiene un poco consternados y ansiosos. El no saber a qué pudiéramos estarnos enfrentando no nos ofrece un panorama alentador; al contrario, al sentirnos incómodos esperamos que en cualquier momento de descuido nos sorprendan. Eso no es lo peor, sino no saber a qué o quién y en qué medida responder. - Subiré a la habitación a descansar un rato –Les digo a las chicas-, ¿qué estaban discutiendo tan concentradas cuando llegué? –les pregunto con curiosidad-. - Estamos planificándonos para ver si retomamos el trabajo con la ayuda de José Manuel y Ana Julia –contesta Iliang-. - Espero que no se les ocurra querer ir a un Juzgado o a cualquier otro sitio con la excusa de que

