En seguida llegamos al Resort, fuimos atendidos por una chica que apenas me identifiqué como asistente a la Convención, me hizo pasar a la recepción para cumplir con el trámite administrativo del registro. Con la cantidad de sentimientos acumulados en mi pecho, perder el tiempo en estas cosas era lo que menos deseaba. Tanta era mi impaciencia ante la serie de interrogantes que la chica comenzó a hacerme que el mismo Gelys me hizo señas de que le diera espacio para él continuar respondiéndole en mi lugar. Apenas culminó de llenar unas formas, me entregó un juego de llaves de la habitación, y al instante le pregunté: - ¿En cuál dirección me queda el restaurante? –le inquiero a la chica-. - Al fondo, como si fuera al gimnasio señor, al salir encontrará las señalizaciones –me in

