Estupefacto ante la osadía de la muchachita esta, arqueando la ceja volteé a mirar al pequeño huracán. Para aumentar mi sorpresa la vi hacerme señas con la intención de que accediera y entrara con la niña al dormitorio. Aterrado por encontrarme en esta situación, volteo a mirar al resto, para encontrarme que todos, como si se hubieran puesto de acuerdo, disimuladamente me hacen las mismas señas que Iliang. Al volver la mirada para buscar a lo que parece ser mi mayor dolor de cabeza, me doy cuenta que ya no está a mi lado sino dentro de la habitación agachada a un lado de la cama buscando quitarse los zapatos. - ¿Qué haces parado ahí? –me pregunta mirándome desde la distancia-. Sin responderle finalmente entré al dormitorio, esperé a que terminara de quitarse los zapatos y en segui