Cuando Dominic finalmente llegó a su casa, era bien entrada la noche, sólo los miembros designados para su turno de guardia se encontraban dando unas vueltas por alrededor del valle de la luna, y la mayoría de las casas tenían sus luces apagadas, sólo unas pocas mantenían la del porche encendida.
La puerta a su costado fue abierta y el alfa dominante se bajó. Su mirada recorrió alrededor de su propiedad en busca de cualquier amenaza o cosa fuera de lugar.
—Alfa líder, quiero reunirme con el equipo de seguridad de la manada para un informe en mi ausencia —pidió Jules.
—De acuerdo. Te daré diez minutos para que pongas todo en orden —ordenó y luego dirigió la mirada al otro auto que les había seguido—. Diles que dejen las cosas de mi chico en el garaje, es demasiado tarde para subirlas.
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