El karma.
Miré la hora en mi reloj de muñeca para saber si podía llegar a tiempo antes de que estas acera se volviera desolada y como lo presentía, estaba apunto de serlo.
Llegando tarde a mi casa a altas horas de soledad en las aceras.
Que maravilla, Elisa.
Trato de llegar, acelerando un poco más el paso, ya que la lluvia no cooperaba mucho conmigo en estos momentos. Mi cabello se me pegaba a los lados del rostro mientras mi ropa hacia lo mismo con mi cuerpo. Las gotas que se escurrían y caían de mi cuerpo al suelo, me ayudaba a darme una idea de lo tanto que estaba mojada en este momento.
La desesperación había mi corazón bombeara mucho más potente como si fuera una bomba a punto de explotar en cualquier momento. Yo solo quería llegar. Mis pies me mataban y pedía a gritos tomar un descanso mientras mentalmente les deba una charlo sobre que cuando llegáramos les daría hasta un masaje para que se calmaran de una vez.
Odio los días lluviosos, ya está, lo dije, En este lugar donde vivido entre faz de la tierra cuando llueve, hace un calor intenso en el ambiente, aumentando la temperatura y bajando la a la vez que sentía como mi cuerpo se congelaba con el frío de la ropa mojada contra mi cuerpo.
Ya, definitivamente. Odio los día lluviosos.
No soy yo, son ellos que me hicieron odiarlos por esto por lo que esto viviendo en estos momentos. Cuando estoy apunto de gritar victoria de ver a unos centímetros de mi hogar, con la desesperación andante a todo motor haciendo elevar a un más mi ritmo y despertando en mis labios una sonrisa de alivio. Sentí que mundo se tambaleaba, descontrolando todo mi sistema nervioso impactándome con algo duro y fuerte. Mis ojos se abrieron pensando que por mi estupidez había chocado contra un muro. Con frustración con la idea en mente los abrí observando lo que menos quería ver.
Cómo de la nada, me encuentro frente a frente con la persona que menos me quisiera encontrarme en este planeta ...
¿Por qué?¿Por que a mí ¿ ¿Por qué ahora? ,¿El mundo está en mi contra o qué?..
Él...
Diosito, soy yo, ¿Qué hecho para merecerme esto?.
Pero es mejor que retroceda un poco para que me entiendan ....
5 meses antes.
***
Estaba durmiendo cuando el sonido Pi pi pi, suena de mi alarma, el sonido me empieza aturdir tratando de pararme de mi fabuloso sueño. Aunque no pienso en darle el gran privilegio de hacer. Me renuevo en mi cama en búsqueda de encontrar comodidad en mi colchón queriendo regresar al país de los sueños lo las rápido posible. El sonido insistente del aparato hace que fruña el ceño y haga el más grande intento de apagarlo, en proceso tirando todo lo que hay en la mesita noche a mi paso. Logro apagarlo y con una sonrisa en mis labios giro en la cama para darle las espaldas al tonto y estúpido...
Pi pi pi , pi pi pi.
Esto es una pésima broma.
Trato de mantener la calma mentalmente antes de volverme a girar, sentarme y con los ojos cerrados, agarrarlo con fuerza ganas batirlo por ser al causante de mi perdida al país maravilloso de los sueño. Abriendo el primer cajón de la mesita de noche y lanzando lo adentro. Un resoplido sale de mi boca. Me volví a meter entre las sábanas acurrucado otra vez en la comodidad de mi cama.
Bueno creo que ya eso es misión cumplí...
– ¡Elisa a desayunar!
¡Bendito sea el creador!
Enterré con fuerza mi rostro contra la almohada haciendo todo reproche y el berrinche que tenía en mi sistema. Si, lo sé, me verán como una bebe malcriada cuando no la hacen lo que quiere pero... En estos momentos estoy así. ¡Déjeme vivir!
Saco mi cara de la almohada, cuando siento que ya esto preparada mental y psicológica para levantarme a empezar este nuevo día en un lugar que yo llamo...
- ¡Yu pi otro día en el calabozo!
Nótese mi gran sarcasmo.
Me estrujó los ojos y trato de abrirlos lentamente por la luz que entre en la habitación. Cuando logro estabilizarme para escuchar como se me escapa un bostezo largo y con ganas de mis labios.
Recuerden para la próxima no quedarme hasta tarde leyendo en w*****d, suelto otro bostezo y desvío mi mirada finalmente al cajón donde se encuentra el reloj para sacarlo y dignarme a ver la hora y encontrarme con la linda sorpresa de...
- ¿¡QUÉ?!,¡YA ES TARDE! ME QUEDA 20min - como si mi cuerpo fuera un resorte, rebotó de mi cama para quedar parada y salir corriendo a todos los lugares de la casa posible para alistarme para por lo menos hacer el intento de llegar a tiempo. Me encierro en el baño, me cepillo los dientes ,me baño mientras escucho una de mis canciones favoritas.
Dance monkey.
Aunque estoy apurada, canto a todo pulmón la canción como si fuera el mismo himno de la República, con el jamón en la mano de micrófono. Salgo de la ducha y me enrollo en una toalla. Menos mal que siempre dejo mi conjunto listo para ponerme en el baño. En la cual consistía en un suéter blanco ceñido al cuerpo con unos jeans y unos Nike blanco. Me dejó mi cabello suelto.
Ya va esperen... antes de seguir aquí hablando de las cosas que estoy haciendo para que no me golpeen el culo por llegar tarde, creo que debo de presentarme como es, ¿no?
Está persona que les está narrando con su maravillosa voz.
Que modesta la muchacha.
¿Verdad que sí?
Bueno, soy Elisa Ramírez y soy una chica que la verdad se podría decir que tiene una vida normal, se podría decir cómo todo lo que están en esta vida adolescentes. Como, duermo, me baño, respiro. Soy alguien común y corriente, se podría decir.
Tengo 17 años y este lugar donde estoy parada, mis queridos amigos, es San Francisco. Soy latina de pies a cabeza, de lo que muchos dicen es que tengo baja estatura. Aunque son rellenita, me considero una persona con estilo y flow a la vez, ya que soy de piel morena, como si fuese bronceada. Como aquellas galletas que haces de mantequilla con una cobertura entre marroncita y dorada. Mi madre siempre me dice, que las morenas somos lo mejor de los dos mundos y las latinas una de la maravillas del mundo. Mis ojos son de un color café claro y con cabello liso, de color n***o intenso, largo. El cual amo con locura, me hace también amarlo porque tiene mucho, pero mucho parecido al de mi abuela y el de mi madre, estilo indio. Vengo de una familia pequeña. En ella está, mi mamá - madre soltera - y yo. Ella es mi fortaleza para seguir en pie, uno de mis pilares más fuerte e importante que tengo en mi vida y todo el mundo, aunque no pueda pasar mucho tiempo de calidad con ella con me gustaría por asuntos del trabajo para maternos a las dos.
Siempre la querré con ese cariño inmenso para ella, es una de las pocas personas en la que confío ya que en realidad no tengo muchos amigos en mi vida. Ella es esa mujer la cual admiro, se ha quedado a mi lado y me ha criado con todo lo que tiene, lo cual aprecio un montón.
Ahora creo que ya es suficiente información cómo para quieras seguir estando aquí, chismeando sobre mi vida, aunque no se que buscas si ella es aburrida. Sin nada de acción, y perdieron que se quede así. Yo, con mis libros y con mi música.
Me paseo por los pasillos hasta poder llegar a mi destino. La cocina, con la que me encuentro con la señora de la que estábamos hablando. Mi mamá, Lucia Goberth. Sus ojos aún no me miran, solo se mantienen cerrados mientras aspira el humo y olor mañanero de café entre sus manos, con los codos apoyados con tranquilidad en el mesón.
- Buenos días, mamá - me acerco y le doy un beso en sus mejilla regordetas - bendición.
-Buenos días, mi niña. Dios te bendiga - me devuelve el beso y me acerca a su cuerpo para regalarme un abrazo de lado de buenos días.
Por costumbre mi familia por parte de mi mamá, me han acostumbrado que siempre a mi mayores se le pide la bendición, ya sea una hermano (a) mayor, primo ,tíos, etcétera. Es algo tardado pero vale la pena sentir que tienes la Bendición de Dios de las personas que te quieren.
-Ya está el desayuno listo- me avisa, abriendo sus ojos verdes claro, observando.
Veo mi reloj para revisar la hora y no llegar tarde - o mejor dicho más tarde de lo que ya voy -, uff. Tengo que apurarme, el reloj corre y ya me queda son 6min antes de las 7am.
- ¿ Llevas tú desayuno? - me preguntó, madre. Mi ojos dejaron de ver el reloj para enfocar mi atención en ella.
- Jeje, así es - le regalé una sonrisa, guardando mi desayuno en mi bolso, y salgo corriendo al baño para darme un retoque.
Yo en realidad no me maquillo, solo me pinto los labios, me arreglo las cejas un poco. Ya que las mías... digamos que ¿raras?, ¿peculiares?, no se cómo llamarlas, siempre han sido. Nací y moriré así. Me pongo para terminar un poco de mascara de pestañas. Al terminar salgo pirada, a toda velocidad en busca de mi teléfono, mis audífonos, algunas cosas para matar el aburrimiento en el calabozo. De nuevo. Doy una ultima vistita más antes irme a la cocina para despedirme de mamá.
- Eli, te dejo el nuevo número de... - no termina de decir la oración, pero ya se lo que trata de decirme con ese silencio tan brusco que creó al instante.
-¿Papá?.
- Si, ese mismo - la veo hacer una pequeña mueca con sus labios y como se va a otro mundo con sus pensamientos. Sin poder evitarlo, la abrazo con cariño haciendo que su cuerpo deje de estar tenso. Llenándola de una aura de consolación.
- Gracias hija, eres siempre mi roca, cariño.- me da un beso en la frente, antes de dejarme ir de sus brazos.
- Y tú lo eres para mí, mamá- le doy otro abrazo antes de empezar a caminar en dirección a la puerta principal - bendición, mamá - me despido de ella con la mano desde la puerta apunto de girar la manilla.
-¿No se te olvida algo?- levanto mi mirada encima del hombro para verla regalarme una sonrisa divertida, levanta algo entre lo agita haciendo que capte su atención. Bajando mis ojos desde su mirada a lo que ella tiene entre sus manos. No pude evitar reírme de mi pequeño olvidó.
-Ah, si, si. Casi lo olvido - me acerco, y me lo entrega en mis manos.
- Mi querida Doris, ¿Qué hacemos contigo?
- Mmm - me hago la pensativa -¿ Quererme ? - le digo haciendo un puchero con los labios. Eso la reír
- Eso ya lo hago - me dice rodando los ojos - Dios la bendiga -,me dice en forma de despedida y sin mirar atrás salgo corriendo, ya faltando 2min para las 7am.
La carrera que me hice desde mi casa al instituto fue como correr la misma maratón, dejándome jadeando como perro en busca de agua en un desierto. Aunque vivo un poco lejos, tengo algunas atajos para llegar al instituto, pero eso no quita todo mi trabajo que hice para llegar a este calabozo. Necesito hablar con mis abogados para que consigan una medalla por éxito. Cansada, queriendo a recostar mi cuerpo sobre algo. Levanto mi muñeca para ver la hora en reloj, para confirmar que si. Justo a tiempo, 7 am.
Camino está vez con pasos un poco más pesados de lo normal por el cansancio a la puertas de instituto, bueno aunque si quiera correr no podría, ya que no se puede correr adentro de la institución. Cuando ya estoy adentró de la celdas del calabozo - lo que los adultos llaman, preparatoria ,- me dirijo a mi locker a sacar alguno libros.
Estoy al frente de el, lo abro para seguir como debe ser correctamente la pequeña - gran - revisión, con la vista de halcón a mis cosas, asegurándome que todo esté en su lugar, en orden.
-¡Holaaaaaa, mi morena! _ escucho la voz tras de mi espaldas reconociendo la por dónde vaya, sin dudarlo, sin necesidad de hacer, igualmente lo hago y me volteo para observar a persona que tenía atrás de los espaldas - ¡te eché de menos, loca!- sin dejar que reaccionará completamente, se lanzó a mis brazos. Casi haciéndome caer si no fuera por los casilleros de mis espaldas, regalando un fuerte abrazo de oso, que acepto muy gustosa.
Está es la única chica que soporto y viceversa en el planeta -aparte de mi mamá - mi amiga más cercana, una de las personas más locas que este mundo allá tenido y conociendo. Se podría decir que es mi mejor amiga aunque, la bbf es mi madre pero fuera de eso ella lo es.
- Hola, negrita de mi corazón, ¿Qué tal todo?- le pregunto.
- De buena onda.
La chica que tengo delante de mis ojos es una negrita, de ojos negros oscuros intensos y penetrantes, con pequeñas pecas café oscuro en los pómulos de sus mejillas y con sus labios gruesos y pequeños en su rostro que siempre se forman haciendo una sonrisa. De esquina a esquina. De comisura a comisuras, ustedes me entendieron. Su cuerpo es re gordito pero con las curvas y el volumen correcto en los lugares que hacen ver cómo toda una voluptuosa delante de los demás. Me mira haciendo un tipo escáner en un segundo con su mirada sobre mi elección del día de hoy. Ganándome una negación de cabeza con una sonrisa divertida incluida en el paquete - nunca cambias, ¿no? - sin evitarlo, también le hago un vistazo a mi ropa, sin entender su respuesta. Ella lo nota cuando arrugo mis cejas, buscándole el defecto, pasando mi mirada a mi ropa a ella, pasando de un arrugamiento de cejas a una sonrisa y mirada de diva.
- Soy yo siendo lo más bello que puedes ver, ¿ Que tiene de malo que mi ropa lleve un poco de mi personalidad?
-¡Naaaa, nada!, sabes que así me gusta que actúes, segura de ti misma.
Con una sonrisa dice aquellas palabras llenas de cariño, sin dejar siendo ella. Ella es una de la pocas personas que ha podido ver una de mis facetas más oscuras y triste de mi vida, que pienso enterrar con ellos los recuerdos que viendo juntos, y la que me ayudado a pasarla. En esos días que era una completa insegura, de todo, de mi misma, de lo que hacía y lo que era capaz de hacer. Dejaba que todo me dijeran, hicieron o pasará, me afectara en muchos grados que ni se imaginan pero... gracias a ella lo he podido superar y aprender a sobrellevarlo con el tiempo.
Se escucha el sonido de la capas del timbre.
Ya es hora que empiece el encierro.
Dios, denme fuerzas este año.
- Ya tenemos que irnos -digo mientras termino de cerrar con fuerzas mi loker ,teniendo mis libros agarrados haciendo una presión en mi pecho.
- ¿En qué sección quedaste? - me pregunta mientras vamos caminando a los salones.
- Creo que en la A,¿ y tú? - sigo caminando esperando su respuesta, pero tanto los segundos pasan y no la escucho que me volteo a observarla esperando que me dijera que fuera en la misma y no en otra.
- No sé ...- me pone una cara triste y yo también se me van un poco la esperanza - creo ... Que ...¡TAMBIEN EN LA "A"! - su expresión triste pasa en segundos a una feliz con una sonrisa de punta a punta. Riéndose de mi, por la reacción que había puesto.
- Ya me habías asustado, loca - me quejo, riendo junto a ella. Me alivia un poco de saber que era una de sus grandes bromas y no fuese una realidad, la cual no me gustaría vivir, por nada en el mundo. Le doy un pequeño golpe en su hombro en broma.
- ¡Oye!- mis risas se alargan más por ver su graciosa reacción, y así vamos hasta llegar a la puerta de nuestro salón empezar nuestra nueva y última tortura en esta preparatoria. Antes de ir a la universidad.
Quiero creer que puede llegar ser uno de los mejores años de mi vida, que puedo mantener mi tranquilidad pero disfrutar con todo lo que tiene este lugar para mí. Aunque sea un calabozo, asfixiante quema neuronas y duerme trasero en los asientos incómodos. Me hace cerrar los ojos con palabras que suenan como una canción de cuna inventada de la nada y ruidosas locuras de cada uno de nosotros sin morir en el intento de querer vivir la vida a máximo.
Aquí estoy como todo una guerrera lista para combatirlo y pelear con todos en esta batalla de hojas por doquier y noches de trasnocho por los estudios. Es hora o nunca de enfrentarlo. De empezar esta aventura. Este año nuevo escolar y mi último año en este lugar. Hagamos que valga la pena haber quemado mis neuronas por toda mi vida para llegar a este ultimo paso a llegar a lo que todos llaman la etapa de la adultos que comienza en la universidad. Haber que tiene para mí y para todo nosotros este año preparado.
Deséenme suerte.