Capítulo 2

837 Words
Al entrar los grandes empresarios a la oficina notaron que yo me encontraba de pie frente a la gran mesa y Andrés estaba sentado en la silla principal arreglando unas cosas. Al sentarse todos uno de los más jóvenes dijo: -¿Esta joven será con la que haremos el negocio? si es así díganme donde firmo...- y todos rieron incluyéndome. Cuando se detuvieron Andrés se levantó y dijo: -No, lastimosamente no - Y me sonrió- No sé si ya saben la trágica noticia de nuestro socio principal, el señor Macconi, el cual sufrió un accidente por lo tanto no puede asistir el día de hoy, pero eso no es impedimento para que sigamos trabajando. Muchos se lamentaron. Estuve ayudando con alguno que otro tema a Andrés en la charla ya que los había estudiado detenidamente, me agradó su confianza en mí ya que de esa reunión dependía un contrato nuevo, tardó aproximadamente 2 horas, la mayoría estuvo muy a gusto con las ideas, otros dijeron que averiguarían unas cuántas cosas. Aun así, en su mayoría firmaron. -Te fue bien ¿no? -Le pregunté en la sala de reuniones ya vacía. -¡Nos fue bien! -Se acercó a mí - Gracias Mel.- Mel... nunca me había llamado así. -¿Por qué? -Sonreí.                                           -Por todo - Y me abrazó. Quería que no se acabara ese momento! No porque simplemente fuera un abrazo, porque yo sabía que el también sentía que era más que eso. Me sentía como una niña descubriendo algo nuevo. Cuando nos separamos se quedó observándome... -Me encanta tu cabello ¿Sabes? - Lo tomó entre sus manos y lo pasó por su rostro. -Reí- gracias. -De nuevo nuestra mirada se cruzaron nadie ni nada se movía. Hasta que alguien entró abriendo con fuerza la puerta, nos separamos al momento. -Lo lamento, se me quedo mi.... Perdón, ¿interrumpo? -Era el Sr. David Manston el del comentario al inicio de la charla. Era atractivo. -No, para nada. Solo hablábamos de lo bien que estuvo la reunión. -respondió Andrés. -Okey, tomaré mis documentos, se me quedaron. -Respondió y salió del lugar. Luego de esperar a que cerrara le dije: -Ya me voy, hasta mañana - Le sonreí. -Igual, nos vemos mañana- Sonrió besando mi mejilla. Salí algo feliz del lugar... Bueno, a quién engaño parecía niña en dulcería estaba muy feliz, al ingresar al ascensor el Sr. David lo detuvo ingresando. -¿Melanie? –Dijo observándome. -Sí, un gusto Señor David. –Dije estirando mi mano. -Oh, no, no. David por favor, aún no me han salido canas ¿O sí? –Reí, y negué con la cabeza. Me tomó de la mano acercándome a él y besando mi mejilla, qué directo, pensé. -¿Dónde vives? –Enserio me estaba preguntando eso...- Oh, no me malinterpretes es sólo que quizá me queda de camino y te puedo llevar. Ya entendí...- En el Kingdom. -Genial, vivo a 3 calles, si quieres... -Qué chistoso comentario. -Sí, muchas gracias. Ese convertible gris me llamaba, ¡era hermoso! Juré que algún día me iba a comprar un auto pero la verdad me causa demasiada pereza conducir, sí, lo sé soy una perezosa. Abrió la puerta por mí, qué caballero, en el camino hablamos de diferentes cosas, como el por qué estaba aquí siendo secretaria cuándo podía ser co-dueña de la empresa de mi padre, le hablé de mi deseo de triunfar sola, etc. También me comentó que su sueño no siempre fue dirigir una multinacional, pero su padre murió y al ser el mayor de sus hermanos tuvo que tomar su lugar, es una persona agradable no lo puedo negar y no es para nada engreído como la mayoría de personas a su edad y exitoso (29 años). -Muchas gracias por tomarte la molestia traerme- Dije ya en la entrada de mi edificio. -No hay problema, me quedaba cerca. –Sonreí- Me agradó mucho hablar contigo. -A mi igual. –Me acerqué y besé su mejilla. -Melanie. -Dijo tomando mi mano. -¿Si?-  -Me gustaría seguir hablando contigo... -Estaba algo nervioso. Sonreí, tomé su celular y anoté mi número, para finalmente salir del auto. ¡¡Su rostro era imperdible!! Estaba entre confundido y muy emocionado jaja. Hablamos casi toda la noche y así de descubrí, que por alguna razón estudió conmigo 2 años o al menos en la misma escuela, (por supuesto me lleva 8 años) en una primaria de Madrid, nuestros padres eran buenos amigos hasta que claro, murió el suyo y perdieron todo contacto nuestras familias. Salí a cenar al día siguiente con él a un restaurante de un súper nivel, tuve que llevar vestido de gala y todo nada más por ir a comer. Esa idea me causó mucha gracias, con mis padres hice esto muchas veces pero nunca me agradó en lo absoluto. Simplemente que al parecer era una cena de “negocios” y David deseaba una acompañante; por lo que,  me ofrecí.
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