Está historia no comienza conmigo y la forma como me autodestruyo en busca de justicia.
Esta historia comienza hace 17 años atras, cuando aún yo no existía, cuando de seguro todo era mejor.
No, estoy segura de que todo estaba mucho mejor sin mi en este mundo ;tal vez pienses que exagero pero con solo el hecho de haber nacido condene a otros.
Pero me estoy desviando del punto, todo comenzó cuando mi madre tan solo una chica de 20 años, una mujer hermosa fue secuestrada por un grupo de personas adoradoras de lo prohibido, profanadores de lo que está sociedad considera correcto.
Satanistas que cruzaron los límites de la moral, mi madre fue raptada por estos y en contra de su voluntad fue torturada, privada de su libertad y ofrecida como ofrenda para el mismísimo rey de las tinieblas, para el que muchos consideran causante de las desgracias de este mundo.
Digamos que tienen una parte de razón ya que ese maldito es culpable de algunas pero la humanidad tiene el mismo nivel de culpabilidad, lo podrido de este mundo hiede en el otro.
Mi mamá fue tomada como un objeto, para ser entregada a Lucifer y ser lo que ellos llaman "su mujer", ¡estupideces! Él solo quería follar y dejarla embarazada.
No puedo imaginar lo que habrá sentido mi madre al ser tocada por sus asquerosas manos, al ser profanada y utilizada.
Sentir las brazas y el frío del infierno a la vez rozando su piel, el asco que tuvo que haber sentido cuando su cuerpo se vio forzado a unirse con el de él.
Y quedar embarazada de alguien que no la amaba, de alguien que solo la utilizo, de alguien que no debió nunca tocarla y lo peor quedar embarazada de un bebé que estoy segura que no quería, que nunca amó.
¿Quien amaría al producto de una violación infernal? el niño que surgiría en su vientre ni siquiera seria normal, ni siquiera sería humano.
El traer una parte del infierno a la vida, era como llevar algo putrefacto en su vientre, no me gusta pensar el dolor que mi madre debió sentir al tener ese bebé dentro de ella, al tenerme a mi dentro de ella, debió sentir asco.
Y como si fuese poco, su libertad fue algo que perdería para siempre, no pudo volver a ver el sol, estuvo encerrada en un sótano húmedo y frío durante 10 meses, siendo víctima de desprecios por parte de los 7 miembros de la secta y de las violaciones por parte de Satanás.
Al que hoy me toca llamar padre y odio hacerlo. Mi gestación en el vientre de mi mamá duro más de lo debido, dure 10 meses en su vientre algo que no es normal, pero ¿qué demonios es normal en mi vida?
Luego de las 42 semanas lo más probable es que un niño muera en el vientre de la madre pero yo no tuve problemas con eso y nací un mes después totalmente sana, lastimosamente no puedo decir lo mismo de mi mamá, quien a lo que tengo entendido murió a los tres días de haberme dado a luz, en pocas palabras asesine a mi madre.
Y así fue como nací yo, la hija del demonio mismo, a la que muchos llaman la princesa del pecado, un título que bien podría decir me lo merezco, pero solo me tratan así por ser hija de Lucifer.
Mi nombre es Boule y justo ahora tengo 18 años de una vida de mierda, he pasado mi vida intentando ser normal, de olvidar quién soy , de suprimir lo que vive dentro de mí, de dejar de lado el mundo al que pertenezco.
Pero por más que lo intente no es algo que pueda dejar y ya , sigue persiguiendome, siempre está a mi lado.
Luego de mi nacimiento y que ya mi madre había muerto, yo no les servía de nada a esos imbéciles así que me crié en orfanatos hasta los 8 años que me adoptaron una pareja muy hermosa, que fue por mucho lo mejor y lo único bueno que me ha pasado en la vida.
Pero tristemente murieron ambos hace dos años en un accidente automovilístico, en donde yo sobreviví y ¿porqué? Por ser la desgraciada hija de Lucifer, ese imbécil no dejo que su nena muriera, aunque no sé que es peor; si vivir esta vida sola y siendo atormentada por mis demonios o morir y vivir con mi padre en el infierno castigando almas y su aburrido reino de dolor y agonía.
Justo ahora estoy sentada en una banca en un parque, la noche es negra y el firmamento es como un gran manto n***o con pocas estrellas, es luna nueva así que no hay nada en el cielo para iluminar mi pena, el frío es amargo, hace titiritear mi piel, el viento se lleva con él un montón de hojas y papeles regados por la calle, haciéndolos bailar en una coreografía perfecta, para luego desaparecerlos de mi vista.
El suéter de lana color gris que llevo puesto no me cubre del frío del todo, por lo que pienso que ya es hora de buscar donde dormir, no son horas de que una niña como yo esté sola en la calle.
Me rió sola de lo que acabo de pensar, ojalá fuese peligroso para mí estar sola en la calle, lo peligroso en todo caso sería yo.
Me levanto de la banca y empiezo a caminar sin rumbo en específico, solo dejo que mis pies me guíen, son pocas las personas que caminan a esta hora por la calle, algunos acaban de salir del trabajo, otros salen de sus casas para robar, asesinar, drogarse, etc.
No juzgo a nadie por lo que haga, después de todo soy la menos indicada para hacerlo.
El frío de la noche es agobiante casi se asemeja al del infierno, he estado como 2 o tres veces allá, no por voluntad propia obvio, mi padre me ha mandado a buscar con sus demonios estúpidos y no me ha tocado de otra que ir.
El infierno no es como lo pintan, de un lugar de llamas infernales, lagos y ríos de fuego donde las almas se queman, porque si fuese así les juro que seria más agradable.
Es un lugar putrefacto y multifacético, no todas las almas que van allá pueden percibirlo de las misma manera, puede ser tan frío que congela tus lágrimas o tan ardiente que sudas hasta la sangre, no todas las personas lo interpretan de una forma única, es un lugar que se adapta para cada quien y tiene múltiples lugares, dónde reside Lucifer es agradable, con rosas que parecen bañadas en sangre, olor a incienso, yerbas y algunas frutas.
Vive en una mansión del siglo con almas que le sirven y atienden como el rey que se supone que es.
He viajado a lugares tan deplorables que incitan a que algo se rompa dentro de mí, no creo que mi corazón eso no siente ni remordimiento, pero si me duele ver cómo sufren algunas almas, me intento convencer de que se lo merecen tal vez, pero al escucharlo sus gritos que impactan contra mis tímpanos se me revuelve todo por dentro.
Los demonios que muestran en las películas de terror aquí, no son nada comparados con los que hay allá, ni en maldad ni en apariencia, no todos son horribles, a veces los peores tienen una cara bonita.
Esquivo a algunas personas que caminan en su mundo igual.
Me paro justo en la esquina de la calle, mientras espero que el semáforo peatonal marque verde para avanzar, llevo mis manos a los bolsillos de mi mono holgado y centro mi mirada en el andar de los carros, para cualquier peatón tan solo soy una chica veinteañera desaliñada y sin ánimos de vivir, si supieran lo que en realidad soy.
El semáforo se torna al fin en verde luego de algunos minutos pero no avanzó, mi ojos se enfocan en una mujer con una carreola que viene cruzando, parece treintañera, la carreola es muy linda color rosa pálido, lo que me indica que dentro de ella debe haber una linda bebé, por alguna razón me quedo estática al verla, su andar es ligero y pausado, su cabello rojo corto hasta el cuello le queda súper bien y esas botas se ven muy retro pero en ella se ven geniales, pero hay algo que no me termina de cuadrar.
Al terminar de cruzar la calle y cuando la chica pasa justo al lado de mí es cuando percibo lo que antes no, la esencia de la chica no es tan fuerte, por eso a lo lejos no lo noté, debe ser reciente.
Pero el olor a muerte en su cuerpo es inconfundible, que pena era una chica muy linda ¿qué le habrá pasado?
— Lo siento — le digo cuando va un poco alejada de mí.
— Tranquila no fue tu culpa — su respuesta fue muy diferente a otros de su clase, fue sincera, sin rencor y llena de calor agradable.
A los pocos metros desaparece de mi vista y yo me volteo para cruzar la calle.
Camino varias cuadras hasta que veo un cajero automático y frente un hotel de buena calidad, creo que pasaré ahí la noche.
Me acerco hasta el cajero automático y lo veo con parsimonia, dejo salir un suspiro de pesadez, no tengo cuenta en el banco, ni una tarjeta de crédito pero eso no es impedimento alguno.
Posó mis dedos sobre las teclas y cierro los ojos, para concentrarme , puedo sentir como algo dentro de mí despierta pero lo limito.
Luego de un segundo abro los ojos, con un código en mi mente que marco en el cajero y este luego de procesar la información, se abre la ranura y me da una suma considerable de dinero.
Los cajeros automáticos son solo computadoras y las computadoras puede hackearse y bueno digamos que al no ser totalmente humana, tengo virtudes como la de adivinar y predecir ciertas cosas.
He escuchado a algunos adivinos decir que no usan sus dones para bien común ¡estúpidos! Falsos e hipócritas.
Yo si aprovecho lo que tengo, de tanta porquería algún provecho debo de sacar y al fin y al cabo, yo no soy la heroína del cuento, tampoco una villana ,solo soy yo tratando de sobrevivir a este mundo que me ha tocado vivir.
Tomo el dinero y camino hasta el hotel para pagar la mejor habitación que tengan, comer hasta reventar y beber hasta olvidarme por pocas horas de mi desdicha.