2

942 Words
Cuando alcanzó el punto más alto de su sueño, empezó a tener una pesadilla que se repetía cuando las preocupaciones y el exceso de alcohol lo abrumaban. Era una pesadilla en la que se encontraba en una azotea, sintiéndose como un niño mientras observaba a una mujer vestida con un vestido de flores rojas. Su rostro se perdía en el viento y su cabello se movía como si estuviera bajo el agua. A pesar de saber quién era esa mujer en su subconsciente, algo le impedía recordar completamente. Su corazón latía con fuerza, como si estuviera sufriendo un ataque de ansiedad. Sabía lo que iba a suceder a continuación, pero no podía moverse. La mujer pronunció palabras que él no podía escuchar y, sin previo aviso, se lanzó al vacío. Él no entendía lo que estaba sucediendo ni por qué le causaba tanta ansiedad y una profunda depresión que le hacía llorar. Antes de comprender completamente su pesadilla, saltó a otra aún peor. Sintió que su corazón y nervios eran arrancados, y su conciencia fue trasladada de un niño a un joven adulto. Fue transportado a la noche que marcó su vida para siempre, se encontraba en una cabaña devorando un animal que había desgarrado con sus propias garras, sus colmillos ensangrentados y una expresión vacía en su rostro. Dos niños se escondían detrás de un sofá, y frente a ellos, en un espejo, vio su propio reflejo. Despertó en un estado de ansiedad, empapado en sudor y con los ojos enrojecidos, el alcohol no hacía ningún bien a su organismo, pero era un placer culposo. Tomó su reloj, que había colocado junto a un pequeño espejo en su tocador. Le llevó un tiempo descifrar la hora, pero finalmente se dio cuenta de que eran las 2 de la tarde. Con paciencia, se levantó y se dirigió a la cocina, donde tomó una de las botellas de sangre que tenía en la nevera. Estas botellas las conseguía a través de un contacto, un hombre que se las proporcionaba casi semanalmente. Después de recuperarse de la pesadilla, se sumergió en una tina para relajar su cuerpo, aprovechando ese momento para sí mismo. Mientras estaba en el agua, comenzó a reflexionar sobre la extraña herida en su mano y sobre el propósito de su existencia. Sin embargo, recordar lo que le habían hecho en Estados Unidos en una base sin nombre lo llevó a un estado mental tormentoso. Había aprendido muchas cosas sobre demonios y ángeles a través de libros históricos y la Biblia. Según los relatos antiguos, estos seres eran descritos como ángeles caídos o castigadores de almas perdidas. Para alejar esos recuerdos, se vistió y encendió la televisión, encontrando un documental en un canal de noticias que estaba en la mitad de su emisión. El documental narraba los eventos de los últimos 18 años desde que los demonios habían escapado y comenzado a matar personas. Una anciana comentó en voz alta que esto podría ser el castigo del apocalipsis, una señal de que Dios estaba castigando a la humanidad por su comportamiento. Dan escuchó unos golpes débiles en la puerta que le recordaron que debía pagar el alquiler. La dueña del edificio, una anciana que apenas podía caminar, miraba a Dan con recelo y hablaba de los demonios, siendo extremadamente religiosa. Dan deseaba que fuera verdad, que los demonios fueran el resultado de un castigo divino y no el resultado de su propia existencia, pero sabía que era solo un deseo, una fantasía. A pesar de tener una apariencia joven, con alrededor de 30 años y haber dejado de envejecer a los 23 años, se sentía mucho más viejo. Luego de pagar el alquiler a regañadientes a la anciana, Dan cerró la puerta y miró a su alrededor en su apartamento. Tomó nota mental de lo que necesitaba hacer y se dio cuenta de que era hora de hacer las compras para la semana. Tomó su chaqueta de cuero y sus llaves, sabiendo qué comprar gracias a los libros que había leído cuando era más joven. Lo más importante era llevar un almuerzo que pudiera comer frente a sus compañeros para no levantar sospechas y hacerles creer que disfrutaba de la comida, aunque en realidad no sentía ningún sabor, era como masticar chicle, algo sin emoción. Al llegar al supermercado, tomó un carrito y comenzó a seleccionar sus compras, sumergiéndose en sus pensamientos. No se dio cuenta de que Julia lo estaba siguiendo desde que pasó por el pasillo de lácteos hasta que ella tosió para llamar su atención, aprovechando su oído sensible. Con sorpresa, Dan comentó: “No sabía que estabas viviendo aquí. Pensé que solo estabas aquí de paso.” Julia respondió: “Siempre que hago una inspección, me gusta hacerlo a fondo. Además, este lugar tranquilo, alejado de la civilización, es casi perfecto para esconderse y perderse en las montañas blancas, ¿no crees, Mateo?” Dan asintió, sonriendo sin abrir la boca. Julia miró el carrito de Dan y dijo: “Veo que estás comprando los ingredientes perfectos para hacer pasta. Supongo que sabes cómo prepararla. Y como estamos en confianza, ¿por qué no me invitas a cenar esta noche? Es como una cita.” Dan se rascó la cabeza, algo apenado, y respondió: “Julia, ¿no crees que vas un poco rápido? Apenas nos conocemos, y, además, eres prácticamente mi jefa…” Julia insistió: “Bueno, he oído que es una buena táctica para que tus empleados sean más productivos. Además, podríamos conocernos mejor. ¿Cómo podré saber más de ti si no me invitas a comer? Después de todo, ya no somos desconocidos.”
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD