En el año 2089, ocurrió algo que nadie se esperaba. Al parecer, se había desencadenado un tipo de ataque bioquímico, pero algo salió mal y comenzó a causar la muerte de un considerable número de personas. Sin embargo, también hubo una segunda reacción: algunas personas resistieron el virus, que las transformó en criaturas sedientas de sangre. Con el tiempo, estas criaturas mutaron y se asemejaron a demonios alados.
Con la situación fuera de control, Estados Unidos intervino en Alemania para lidiar con los demonios. Intentaron todas las formas posibles de eliminarlos, pero resultó imposible matarlos, ya que el virus los había hecho resistentes. Finalmente, descubrieron que el oro podía debilitarlos, aunque no matarlos. En un intento por erradicarlos de una vez por todas, atraparon a una de las criaturas, una niña que se encontraba alimentándose de un hombre indefenso. Sin que ella se diera cuenta, le arrojaron polvo de oro, lo que la hizo desmayarse. La llevaron a una base y comenzaron a realizar experimentos con ella, creando criaturas similares a perros con espinas en sus espaldas. Estos monstruos les permitieron eliminar a algunos de los demonios, obligando al resto a esconderse tanto de los humanos como de las criaturas que habían sido creadas.
Después de estos eventos, se formó una organización llamada "Ghosts" en honor a los monstruos que habían sido creados.
Iván Hunter, un bioquímico y violentista que estaba en una difícil situación financiera, junto con su esposa Sofía, buscaba trabajo. Fueron contratados por la organización Ghosts debido a sus impresionantes currículos. Durante los años que trabajaron para la organización, obtuvieron resultados positivos. Sin embargo, cuando Sofía quedó embarazada, algo que parecía ser un obstáculo, fue visto como una oportunidad por el líder de la organización. Sometió a Sofía a varios procedimientos con la esperanza de controlar y tener a su disposición a los demonios. Sin embargo, las cosas se descontrolaron cuando nacieron gemelos en lugar de un solo hijo. Los primeros días de los gemelos fueron normales en muchos aspectos, ya que eran sedientos de sangre como otros demonios. El problema surgió cuando crecieron; Stefan, el mayor, se volvió muy agresivo hacia los humanos que los cuidaban y enseñaban, a diferencia de Dante, el menor, quien prefería ser llamado Dan y era más calmado. Dan solo deseaba tener una vida humana normal, con un trabajo y una vida tranquila como los personajes de los libros que leía. Sin embargo, su hermano siempre le decía que eso era imposible, y con el tiempo, Dan comenzó a comprender que tal vida era inalcanzable.
Un día, Dan intentó resistirse a comer lo que les proporcionaban, una terrible decisión que lo llevó a sentir que su estómago se estaba consumiendo. Finalmente, perdió el conocimiento y causó un desastre. Stefan, en lugar de castigarlo, se sintió orgulloso de darle la oportunidad de escapar de ese lugar. Dan experimentó un momento de libertad y disfrutó de la sensación de la sangre fluyendo entre sus colmillos.
A partir de ese momento, los gemelos se convirtieron en una pesadilla, cometiendo asesinatos para satisfacer su sed de sangre. Para ocultar sus identidades, comenzaron a usar máscaras de zorro. Sin embargo, un día, mientras estaban arrancando el corazón de un hombre, Dan vio de reojo a unas niñas asustadas escondidas detrás de una silla. Este momento le hizo darse cuenta de que se estaba convirtiendo en algo que no quería ser. Decidió dejar a su hermano y comenzar a vivir lo más parecido posible a un humano promedio.