Gabriella
Luke se veía mucho mejor por la mañana, y me sentí aliviada.
Aun así, para estar seguros, mi mamá dijo que lo cuidaría ella en lugar de que yo lo llevara al preescolar, y así podría volver al trabajo sin preocuparme. No había querido cargarla con la responsabilidad—ella ya había hecho tanto para ayudarme con él cuando yo me las arreglaba con tantos trabajos—pero insistió en que quería ayudar. Ahora que él iba al preescolar y yo me encargaba de todo sola, ya no lo veía tan seguido como antes. Sabía que quería pasar tiempo con él.
Me alegraba—era una preocupación menos. Me llamaría si algo salía mal, pero cuando lo dejé esa mañana, tenía los ojos brillantes, no tenía fiebre y no se veía tan pálido ni miserable. Estaba de buen humor.
Mi mente ya estaba enfocada en el trabajo. Ja
