Wesley —Perdona que llegue tarde. —Las mejillas de Patricia estaban sonrojadas y su cabello en una coleta despeinada cuando se abrió paso por las puertas corredizas de vidrio. —No pasa nada. —Puse una canasta con bollos con mantequilla sobre la mesa. Me molestaba un poco que llegara tan tarde, pero mi irritación desapareció en cuanto la vi. Dylana ya había comido y estaba arriba cepillándose los dientes. Martha había preparado un guiso de carne para la cena que había estado cocinándose todo el día en la olla de cocción lenta. Un aroma delicioso y sabroso flotaba por la cocina. Me moría de hambre y no podía esperar para comer. Abrí la olla y tomé una cuchara para servir. —Me siento terrible por esto. —Patricia puso los ojos en blanco, como si estuviera molesta consigo misma, mientras se

