Wesley
Parpadeé frente a la pantalla de mi computadora. Todos los números se mezclaban entre sí. Las palabras bien podrían haber sido jeroglíficos. Estaba agotado, pero todavía quedaba mucho trabajo por hacer.
Sentándome derecho, sentí cómo mi espalda crujía en protesta. Habían pasado horas desde la última vez que me levanté de esta maldita silla. Josh se había ido a las ocho de la noche, alegando que había perdido el show de talentos de su hija mayor para quemar el aceite de medianoche conmigo.
—Realmente me van a reclamar por perderme el show de talentos —me había dicho con ojos suplicantes—. Tengo que llegar a casa y los niños para la cena. Si no lo hago, podría dormir en el sofá por una semana.
Al menos tú tienes una esposa a la que regresar, quise responderle con rudeza, pero me m
