Grace —¿Se me nota la barriga bajo el vestido? —pregunté, sintiéndome terriblemente cohibida ahora que había entrado en el segundo trimestre de mi embarazo. —Un poco, pero solo hace que te veas más hermosa —dijo mi madre mientras me ayudaba a ponerme el velo. Las capas de tul delicado fluían a mi alrededor como una cascada. Mi cabello estaba recogido en un moño de rizos que le había tomado al peluquero casi dos horas diseñar, y el vestido de satén blanco que llevaba puesto me hacía sentir femenina y hermosa. Abracé a mi madre y dije agradecida: —Gracias por dejarme usar tu vestido. —Cuando me casé con tu padre hace treinta años, siempre esperé que algún día podría ver a mi propia hija usarlo en su boda. Brenda quería un vestido nuevo, pero estoy tan contenta de que tú me pidieras usar e

