Capítulo 4

2727 Words
Cerrando la puerta de su departamento, Tristán dejó caer descuidadamente su mochila en el camino y fue directamente hacia el sofá, donde prácticamente se derritió en este, enterrando su rostro en el cojín y soltó un fuerte grito frustrado que fue ahogado. Su lobo, igual de irritado que él, empujaba en su mente pidiéndole cambiar para poder salir a correr y desestresarse un poco luego de una semana tan... Tan... —Agh, se supone que esta manada iba a ser mejor que la antigua —refunfuñó, girando sobre su espalda para contemplar el techo. Bueno, si era sincero, realmente había un gran cambio entre los integrantes de la manada Gray con los de Terbell. En la manada Terbell, la mayoría de los alfas eran unos idiotas arrogantes, y los que estaban directamente al lado del alfa líder, eran aún peores, creyendo que tenían el mismo poder absoluto que el líder, degradando a todos los omegas e incluso betas. Prácticamente, si en su antigua manada no era un omega bonito, sumiso y callado, recibía un entrenamiento para conocer su lugar, ya que los lobos sumisos no tenían permitido ser otra cosa más que eso. En cambio, en la manada Gray, todos se trataban por igual independientemente de su estatus como alfa, beta u omega. Sí, tal vez ya se había encontrado con algunas personas más idiotas que otras, pero no todas realmente fueron alfas. Y de los pocos omegas que pudo reconocer, no había visto que actuaran de una forma en particular, ni tampoco era como si fueran extremadamente sumisos ni nada, solo eran ellos mismo. Lo que estaba pasando en realidad, era que todo el mundo se encontraba aún receloso con ellos, porque a pesar de que el alfa líder les había permitido quedarse poniéndolos aprueba un mes para asegurarse que no serían un problema en su manada, la verdad era que esencialmente, seguían siendo solo eso, unos forasteros. Básicamente les dijo que solo los estaba aceptando porque recorrieron muchos kilómetros para llegar a su manada y Tristán era un omega. Claro que no lo dijo con esas palabras exactas ni otras, eso fue lo que reveló sus verdaderas emociones mientras les hablaba, algo que le había irritado un poco y que había decidido mantener oculto de su hermana, sabiendo que esta no dudaría simplemente en tomar sus cosas y volver a partir, lo cual no les convendría. Y por más irritación que el omega sintió por su nuevo líder, la verdad es que con el pasar de los días, realmente pudo ir comprobando que este se preocupaba solamente por su manada, participando activamente y ayudando con sus propias manos a otros miembros, cosa que nunca vio a hacer a Omar Terbell. Por lo que no, la manada Gray en realidad no era nada igual a su manada de nacimiento y solo estaba pensando así, debido a que nadie deseaba contratarlo en un trabajo. ¿Por qué no deseaban contratarlo? Porque a diferencia de su hermana, él no había logrado estudiar y sacar un título. En primer lugar, no tenía la cabeza para los estudios, y en segundo... De todas formas, no habría podido debido a que lo único que le interesaba a su ex líder Terbell, era que los omegas supieran de su lugar, siendo solo una cara bonita u buen cuerpo para tener cachorros. Torciendo sus labios en una mueca, Tristán se estremeció al recordar la mirada de su líder cada que estaba cerca, sus intenciones siempre habían sido claras. Llevárselo a la cama había sido lo único que le interesaba a Terbell desde que se presentó como un omega y su cuerpo comenzó a adquirir las cualidades de uno, pequeño, delgado, con ligeras curvas y facciones entre femeninas y masculinas que le hacían, según su hermana, entre bonito y guapo. Seguramente fue en ese tiempo que comenzó a observarlo más y se percató de su secreto, uno que hasta el momento no había resultado ser más que una maldición casi. Con su lobo siempre queriendo ayudar a su manada, jugar el papel de lobo sumiso y tímido, le había ayudado a mantener la distancia de otras personas, pero aun así eso no fue suficiente para que su poder entrara en acción cada vez que alguien estaba cerca. Lo único que le había salvado, era que el reclamo de su ex líder lo había dejado fuera del radar de los otros miembros al no querer meterse con él, por lo que en ese sentido, le habían dejado solo. Ahora, que de todas formas hubiera sentido sus sucias intenciones a través de sus emociones era otra cosa. —¿Tris? ¿Ya llegaste? —preguntó su hermana tras abrir la puerta de la entrada. —Aquí —respondió, alzando un brazo y agitando su mano. —He pasado a comprar nuestro almuerzo —anunció y le observó con el ceño fruncido—. ¿Por qué has dejado tirada tu mochila y estás tirado en el sofá? —cuestionó, dejando las bolsas sobre la mesa. —Porque no me siento lo suficientemente feliz como para sentarme correctamente ni dejar colgada mi mochila —respondió, observándola. —¿No has conseguido trabajo aún? —preguntó, tomando la mochila para dejarla en un mueble auxiliar cerca de la entrada. —No, me volvieron a rechazar, ¿y sabes cuál fue su razón esta vez? —gruñó—. Que un omega bonito y delicado como yo debería de estar en casa cuidando de sus cachorros —resopló cruzando sus brazos. —¿Quién fue el idiota que te dijo eso? —cuestionó la beta. —El tipo que buscaba un ayudante en la lancha para salir a pescar —refunfuñó sentándose en el sofá. —¿Pescar? —parpadeó—. No sabía que tenías ese tipo de interés —indicó, comenzando a sacar sus comidas de las bolsas. —No es como que tenga realmente mucho interés en ello —respondió acercándose—. Más bien que mis posibilidades de trabajo se están agotando y estar en un barco se oía interesante —explicó, ayudándole a colocar la mesa. —Ten algo de paciencia, hermanito —expresó tocando su mano rápida y cortamente. —Trato de tenerla, pero es un poco frustrante que no me estén dando un trabajo solo porque soy un omega, no tengo un título como los demás, o porque estamos por un período de prueba aquí hasta que el líder Gray diga lo contrario —suspiró tomando asiento. —Entiendo en cierta parte las demás razones, pero ¿qué es eso de porque eres un omega? —cuestionó sentándose frente a él. —Bueno, no son igual de idiotas tratándome como basura como en nuestra antigua manada —aseguró—. Es más bien, o creen que no puedo con el trabajo debido a mi nula o poca experiencia, o simplemente se me ponen a coquetear descaradamente —explicó. El labio de Tezza se curvó en disgusto. —¿Coqueteo del soportable o del malo? —cuestionó comenzando a comer. —Es soportable, aunque algo molesto —respondió luego de pensarlo—. Y solo unos pocos tuvieron el descaro de expresar su interés a través de su aroma y los otros tuvieron la decencia de ocultarlo, que yo de igual forma hubiera visto sus sucias intenciones a través de sus emociones es otra cosa —explicó. —¿Realmente puedes hasta sentir ese tipo de cosas con tu poder? —indagó curiosa. —Sorprendente —asintió. —¿Y cómo lo sabes? —Es bastante fácil, es parecido a cuando sueltan su aroma para informar que están interesados en otro, ya sabes, sus feromonas y esas cosas que un alfa y omega liberan en su celo sin control, por lo que cuando solo me quieren para un acostón, puedo verlo y un sabor amargo aparece en mi paladar en reacción de mi lobo —explicó. —¿Un sabor amargo? Eso es como una reacción mala, ¿no? —preguntó. —Sip —asintió—. Creo que, como solo me quieren para una cosa a la cual yo no estoy interesado, es la obvia reacción de mi lobo y mía ante esa lujuria sucia, ya sabes, como cuando me duele la cabeza por el enojo y así —explicó. —Pero ¿realmente nunca has estado interesado en nadie? —alzó una ceja—. Digo, sé que la mayoría de nuestra antigua manada eran unos idiotas, pero algunos eran guapos —explicó. —No lo sé, supongo que podría haber encontrado atractivo a uno o dos, pero cada vez que los veía y sabía que solamente querían de mí una cosa, me apartaba —se encogió de hombros—. Si ya estaban pensando en eso apenas conociéndome, obviamente no se iban a interesar en algo más de mí —indicó. —Bueno, eso es cierto —suspiró su hermana—. Espero que aquí puedas conocer a alguien que no esté solamente interesado en follarte. —No lo sé, hasta ahora, no he conocido a alguien que sienta realmente interés en mí y no en mi cuerpo o en algo más que eso —contó, tomando su vaso—. Pero dejando eso de lado, ¿cómo te fue a ti? —preguntó. —Supongo que es como dijiste, puede que me hayan contratado porque siempre es bueno tener enfermeras a su lado, pero no me están dando todo el trabajo que me deberían de dar —explicó—. Es algo frustrante, pero seguramente a medida que pasen los días comprenderán que no somos malas personas —expresó. —Bueno, al menos tú si estás trabajando —suspiró. —Hey, no te desanimes. —Es un poco difícil no hacerlo cuando todos me han rechazado —refunfuñó. —Pero no por eso te debes de rendir, solamente no has buscado en los trabajos adecuados —indicó. —Lo he hecho en todos en los que me han llamado mi atención luego de que, en los que tenía algo de experiencia, no me aceptaron —le recordó. —Sí, y aún te quedan trabajos por revisar, así que no desesperes y ten paciencia —aconsejó, juntando todo una vez terminaron de comer. —Deja eso, tienes que volver a trabajar, yo por otro lado soy libre hasta nuevo aviso —dijo, apartando las manos de su hermana. —Bien —accedió Tezza, levantándose de la mesa—. Solo porque quede en verme con Norman en el camino es que te lo dejo —expresó. —Uy, ¿Norman? —preguntó con una sonrisa interesada. —Solo es para hablar de nuestra situación —aclaró rápidamente. —Ah, entonces es una cita —asintió, juntando la basura. —De amigos, claro —asintió Tezza y el lobo omega le observó con curiosidad, pero su hermana tenía muy bien escondidas sus emociones, por lo que realmente no pudo ver lo que buscaba. —No hagas eso, es trampa —se quejó. —¿Qué cosa se supone que es trampa? —preguntó la beta, haciéndose la desentendida. —Estás ocultando todo —acusó. —No, no lo hago —sonrió —Sí, lo haces —entrecerró sus ojos—. Eso es porque algo ocurre, ¿cierto? —cuestionó con interés. —No realmente —negó y metió sus manos en su bolsillo encontrándose con un papel—. Por cierto, ¿has ido a revisar este trabajo? —preguntó cambiando drásticamente de tema. Dejándolo pasar, Tristán tomó el papel que su hermana extendía hacia él y lo leyó. —No había visto este cartel hasta ahora —comentó—. ¿Dónde es? —Un restaurante cerca de la plaza central —respondió—. Es de donde he traído nuestra comida. —Pero yo he pasado por ahí un par de veces esta semana y nunca vi un cartel en el que pedían a un camarero —expresó. —Es algo reciente —respondió—. Según lo que escuché, la hermana de la chica que trabaja ahí se va a casar y toda la familia saldrá de la manada por casi un mes o menos para celebrarla en la manada del novio —explicó. —Entonces... Tal vez pueda intentarlo —expresó interesado—. Digo, sé que será solo por un reemplazo probablemente, pero si les demuestro que soy bueno puede que me dejen más tiempo y lo mejor de todo es que tengo experiencia como camarero —dijo alegremente, pero su sonrisa se borró tras contemplar el rostro de su hermana—. ¿Qué? ¿Qué sucede? —cuestionó. —Bueno, solo recordé ese infernal par de meses en el que trabajaste como camarero —respondió no muy feliz—. ¿Seguro de que estarás bien con este tipo de trabajo? La pasaste muy mal la última vez por todas las personas reunidas ahí más el contacto, y todo eso —le recordó. La emoción de Tristán disminuyó un poco con eso y se estremeció suavemente ante el recuerdo. Había sido bastante malo trabajar ahí, se enfermaba prácticamente cada dos días ante el exceso de emociones que había en el ambiente y si logró durar dos meses, solo era debido a que no se encontraban tantos malos sentimientos. —Debería de estar bien —expresó—. Digo, no estaré trabajando como camarero de un bar, sino que de un restaurante de comida —le recordó. —Aun así, debes de tener en cuenta de todas las personas que se pueden reunir para almorzar —indicó—. Sin contar que te encontrarás con más de una que no esté precisamente de buen humor. —Lo sé, pero es la única opción que me va quedando —suspiró—. Y digo, no es como si todos los días fueran a llegar dos o cinco personas llenas de malos sentimientos, ¿no? —No, supongo que no —aceptó en un suspiró, observando solo algo recelosa el mismo papel que ella le había dado—. Tal vez podrías darle la oportunidad, pero si veo que solo te estás enfermando ahí, te sacaré en un parpadeo, ¿de acuerdo? —Completamente anotado —asintió sonriente. —Bueno, te dejo y me avisas como te va si es que te presentas a la entrevista —pidió. —Lo haré —asintió sin observarla, terminando de limpiar la mesa—. Que te vaya bien, y me avisas como te va en esa cita no cita con Norman —se burló. Obteniendo un pequeño gruñido fastidiado en respuesta antes de salir, Tristán sonrió mientras ordenaba todo. Cuando todo estuvo listo, el lobo omega se preparó nuevamente para salir. —Espero que esta vez me vaya bien o tomaré un descanso de dos semanas para superar el rechazo antes de volver a intentarlo —refunfuñó tomando su mochila antes de salir del departamento. Bajando las escaleras hasta el primer piso, Tristán caminó por las calles admirando las pintorescas casas pintadas con colores vivos y alegres, repletas de flores y maceteros en sus balcones que daban una vibra de paz. Dirigiéndose a la plaza donde se encontraba también el mercado, el centro del pueblo donde más personas se juntaban, el cambiaformas omega tuvo que tomar una profunda respiración mientras cruzaba el lugar, rezando mentalmente que su lobo no detectara a alguien con malos sentimientos que quisiera ayudar con o sin su permiso. Pero afortunado, a deferencia de su antigua manada de origen, donde la mayoría de los miembros siempre estaban de mal humor debido a su mala situación por decisión del líder Terbell, hasta ahora no había encontrado más que tranquilidad y paz en la manada Gray. Deteniéndose frente al local de dos pisos ubicado en toda una esquina, Tristán admiró a través de los ventanales a los clientes ocupando la mayoría de las mesas y dudó un poco. No había esperado que hubiera tantas personas. ¿Realmente podría hacerlo? "No. Tienes que intentarlo, Tristán, necesitas dinero para ayudar a tu hermana" Se recordó su sí mismo y tomó una profunda respiración antes de cruzar la puerta, emitiendo un suave sonido de una campanita con ello. Le dejaría toda la decisión al destino y su suerte, si le quedaba, genial, y si no... Bueno, a seguir buscando.
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