•Capítulo 01•

1064 Words
Años atrás… Mi amor por ese sujeto fue indescriptible, no supe en qué momento se alojó en mis adentros, y me convirtió en alguien prisionera a él, Rainer era el amigo más frecuente de mi hermana, tal vez el mejor y eso un problema. Recuerdo que aquella tarde me levanté de la cama al escuchar el sonido de una motocicleta, sabía de quién se trataba; De él, como cada tarde suspiré antes de asomarme al ventanal, con intenciones de captar su atención. Había despertado diez minutos antes, preparándome para recibirlo y no ser tan obvia en el asunto. De un brinco llegué a mi armario para buscar esa camiseta en especial; de nirvana, ya que con esa misma Rainer me había dicho. "Te ves bien ____" era la quinta vez que la usaba en la semana, y todo gracias a él. Ya lista me asomé de nuevo por el ventanal para encontrarme con él siendo arrastrado por Luisa: mi hermana, eran buenos amigos, y eso algo admirable, con un gesto dejé de observar la escena para concentrarme en su motocicleta vieja. —¿Qué debía hacer?— me pregunté al dejar aquel lugar, Rainer, j***r. Con nervios en mi cuerpo me miré al espejo por última vez, tenía que verme bien, pues el amor de mi vida estaba abajo. Sin pensarlo dos veces salí corriendo de la pieza en busca de Rainer. —Ya se había tardado en bajar tu admiradora— se burló Luisa al instante, nerviosa intenté parecer desinteresada, aunque en segundos la vergüenza se apoderó de mí por completo. Ellos lo sabían, todos lo hacían. —Cállate, solo vengo por leche— mentí mientras caminaba a la nevera con pasos apresurados, pude escuchar como ambos reían tal vez de mí, j***r. —Como sea, ¿Quieres ver la serie?— preguntó mi mugrosa hermana al tomar de él y llevarlo al sofá, deseaba tener esa conexión con ellos, al menos así podría compartir más con él. —Me toca a mí— la voz de Rainer estaba cambiando... ahora tenía una voz ronca y gruesa de esas que te erizaban la piel y todo gracias a su pubertad, ya que pisaba los quince años. —No, la has elegido ayer— gruñó mi hermana al brincar sobre él... ella podía hacer todo lo que yo no y eso me enojaba, sabía que ellos solo me veían como una molestia con la cual tenían que cargar a cualquier evento. Distraída dejé la leche en su lugar, tenía que hacer tiempo en la cocina. —¡Estoy en casa!— el grito de mi madre hizo que dejara por fin la nevera con aquel vaso de leche en mis manos, había llegado mi salvación. —Hola, mamá— saludé mientras la abrazaba, la mujer me sonrió con amor; sin importar estar cansada me recibió en sus brazos. —hola, cariño— contestó dejándome libre para seguir con su camino a la sala con esas bolsas pesadas en sus brazos, la compra de la semana. —Mamá Rainer me invitó a una piscina mañana— contó mi hermana, sus ojos parecían iluminarse, con una mueca miré a mi madre la cual negaba repetidas veces. —La voy a cuidar Mila— esta vez fue Rainer, con apenas quince años era un sujeto maduro o eso aparentaba, para mí estaba Perfecto. —Está bien...— la mirada de mi madre me hizo alzar los hombros. —pero tienen que llevar a ___ también— ordenó mi mamá mirándome cómplice, accedí sin pensarlo; era mi oportunidad perfecta. —No, es mejor no ir— escupió mi hermana mientras miraba a Rainer de una manera extraña, sabía que odiaban arrastrarme a sus aventuras, ya que tenían que vigilarme y esas cosas. —___ puede venir mientras lleve esa camisa— su voz me hizo temblar por completo... ¡Él quería llevarme!, ¡Claro que si!. —Está bien, como sea llevemos a la chicle— gruñó mi hermana en segundos, con fastidio se incorporó del sillón para tomar a Rainer del brazo. Se irían a su habitación, miré como tomaban las escaleras corriendo. —Creo que me iré a mi pieza— avisé a mamá al darme vuelta e intentar seguirlos y escuchar más sobre aquella aventura en esa piscina. —____ por Dios, no los espíes...— —No, claro que no— la interrumpí nerviosa al sentarme en aquellas escaleras, realmente solo quería compartir más con ellos, ese siempre fue el objetivo. […] —No quiero llevarla— expulsé más que molesta mirando al sujeto sumergido en aquel programa de televisión, realmente era incómodo andar con ____ en todos lados, ¿Por qué no podía tener amigos?, tal vez por su poco amor. —Vamos Lui tu hermanita es chistosa— me respondió sin quitar la vista del televisor, molesta lo empujé... no debía decir eso de ella, ella era… tonta tal vez, pero solo yo podía decirle de ese modo. —Tengo que ver a Marco, y ella solo le dirá a mi madre, sabes que piensa mamá de los novios, embarazos prematuros— reproche, tenía que pensar en algo... ¿Dejarla encerrada?, ¿Olvidarla en el bus?, no me importaba pedir perdón después. —Si quieres yo la puedo distraer— se ofreció con una mueca de disgusto, sabía que odiaba el acoso de mi pequeña hermanita a su persona. —¿Harías eso por mí?— pregunté asombrada, sin importar nada lo tomé de los hombros bruscamente. —claro— contestó serio mientras alzaba los hombros cansados, sin pensarlo demasiado me lancé a abrazarlo de inmediato. —Eres el mejor amigo del mundo, lo digo en serio, te lo compensaré— agradecí. —Lo sé… solo te costará un pequeño favor— giré los ojos para alejarme de él y escuchar su petición, Rainer no era alguien estúpido, sabía lo que venía, un favor con alguna tipeja. —Eres horrible— le aseguré para sentarme a su lado, la semana pasada había sido Perla, esta semana tal vez sería la hermana de Perla. —ayúdame con karina… Es interesante y muy atractiva— pidió con una gran sonrisa, accedí sin pensarlo, al menos no era alguien más. —Trato hecho— ____________________________________ Y así comenzó este lío… ¿Lo recuerdas? Atte. La pequeña Foster. ____________________________________
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